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'La Anunciación', de Fay Angélico

'La Anunciación', de Fray Angélicowikipedia

Adviento 2022

Qué espera Benedicto XVI del Adviento para toda la Iglesia

«Despierta. Recuerda que Dios viene. No ayer, no mañana, sino hoy, ahora», en el presente

La teología del Papa emérito siempre se ha caracterizado por su profusión y sencillez expresiva, capaz de decir mucho de un modo sintético.

A la pregunta sobre qué es el Adviento, el Papa dijo en su homilía del 2 de diciembre de 2006, que el verbo «venir» se presenta como un verbo «teológico», incluso «teologal», es decir, que anuncia como uno de los rasgos característicos del Misterio es que «Dios viene». Y que viene a decir algo de sí mismo.

'La Anunciación' de Caravaggio

'La Anunciación' de Caravaggio

Un presente continuo

Por eso, en palabras de Benedicto XVI, el «Adviento invita a los creyentes a tomar conciencia de esta verdad» como una llamada que se repite en el tiempo y que es como un «despierta. Recuerda que Dios viene. No ayer, no mañana, sino hoy, ahora».

Dios es un Padre que nunca deja de pensar en nosotros y, como Padre respeta totalmente nuestra libertad, y «desea encontrarse con nosotros y visitarnos; quiere venir, vivir en medio de nosotros, permanecer en nosotros. Viene porque desea liberarnos del mal y de la muerte, de todo lo que impide nuestra verdadera felicidad».

La tercera venida, según san Bernardo

Por eso, y según los Padres de la Iglesia, «la venida de Dios continua» entre el Adviento y su última Venida.

Benedicto XVI recuerda que «entre estas dos venidas hay una tercera, que san Bernardo llama 'intermedia' y 'oculta'» y «se realiza en el alma de los creyentes» como en una especie de «puente» entre la primera y la última. «En la primera —escribe san Bernardo—, Cristo fue nuestra redención; en la última se manifestará como nuestra vida; en esta es nuestro descanso y nuestro consuelo», señala Ratzinger.

María como modelo

Para la venida de Cristo, que podríamos llamar «encarnación espiritual», el arquetipo para el Papa emérito siempre es María. Por eso, «como la Virgen Madre llevó en su corazón al Verbo hecho carne, así cada una de las almas y toda la Iglesia están llamadas, en su peregrinación terrena, a esperar a Cristo que viene, y a acogerlo con fe».

La Iglesia

La Liturgia del Adviento pone de relieve que «la Iglesia da voz a esa espera de Dios profundamente inscrita en la historia de la humanidad», una espera a menudo sofocada y desviada en otras direcciones. Sin embargo, «la Iglesia, cuerpo místicamente unido a Cristo cabeza, es sacramento, es decir, signo e instrumento eficaz también de esta espera de Dios».

En este sentido, el Papa señala que de «una forma que sólo Dios conoce, la comunidad cristiana puede apresurar la venida final, ayudando a la humanidad a salir al encuentro del Señor que viene», a través de la oración y de las siempre esenciales «obras buenas».

'La Anunciación', de Orazio Gentilleschi

'La Anunciación', de Orazio Gentilleschi

La paz, nombre de Dios

Desde esta perspectiva, el Adviento puede ser comprendido como «un tiempo muy apto para vivirlo en comunión con todos los que esperan en un mundo más justo y más fraterno», entre «creyentes y no creyentes», pues todos «albergar el mismo anhelo, aunque con motivaciones distintas, de un futuro de justicia y de paz».

La paz, que como recuerda Benedicto XVI para finalizar, «es la meta a la que aspira la humanidad entera y es uno de los nombres más bellos de Dios», como el canto de paz que «resonó en los cielos cuando Dios se hizo hombre y nació de una mujer, en la plenitud de los tiempos», tal y como recuerda san Pablo en Gálatas 4, 4

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