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19 de septiembre de 2024

'La hamaca', de Gustav Courbert

'La hamaca', de Gustav Courbert

«Dormir la siesta», «ir al lavabo» y otras expresiones con sorprendente origen religioso

De ‘marioneta’ a ‘santiamén’, rescatamos la etimología detrás de una decena de palabras y frases hechas que nacieron ligadas a la práctica religiosa

Una lengua refleja la manera en la que una sociedad entiende el mundo, pero con el paso de los años el origen de algunas palabras o expresiones queda sepultado bajo su uso constante. Es el caso de las diez expresiones que rescatamos en este artículo: diez palabras o frases hechas que utilizamos habitualmente y que -de forma más o menos evidente- tienen su origen en la religiosidad de los españoles: de la Semana Santa a la convivencia con otros credos.

«Dormir la siesta»

La primera palabra que un extranjero aprende en español –a menudo haciendo feliz copla con «fiesta»– tiene su origen en la regla de San Benito. El patrón de Europa y creador de la Regula monasteriorum establecía para sus monjes una hora dedicada al reposo y el silencio: la hora sexta. Canónicamente, esta tiene lugar a mediodía, tras rezar el Ángelus –en tiempo ordinario– o el Regina Coeli –en Pascua–.

«Ir al lavabo»

La palabra «lavabo» es la forma futura del verbo latino lavare: ¿por qué a la estancia donde uno se asea se le llama con un verbo en futuro? El origen de la expresión viene de cuando la misa se celebraba solo en latín, y el pueblo veía cómo el sacerdote se lavaba las manos tras el ofertorio, como símbolo se purificación, diciendo «Lavabo inter innocentes manus meas et circumdabo altare tuum, Domine». Es decir, «Me lavaré las manos entre los inocentes y rodearé tu altar, Señor».

'Lavabo y espejo'. de Antonio López

'Lavabo y espejo'. de Antonio López

«No tener oficio ni beneficio»

Cuando se dice que alguien no tiene oficio ni beneficio se está siendo amable, usando un eufemismo para no decir que es un vago redomado. Sobre el origen de la expresión, la parte de la falta de oficio es sencilla -no tiene trabajo- pero ¿y el beneficio? Si atendemos al lexicógrafo del siglo XVII Sebastián de Covarrubias, esto haría referencia a los beneficios eclesiásticos: el nombre con el que se conocían las rentas que recibían los miembros del clero por su cargo.

«Marioneta»

Usada en español como sinónimo de títere, la palabra «marioneta» viene del francés marionette. El término galo surgió en la Edad Media para referirse a unas figuras de yeso o madera de la Virgen María que solían colocarse en las fachadas de las casas. Más tarde, se usaría el mismo término para referirse a las representaciones religiosas con muñecos de la Virgen, y después se ampliaría el término para abarcar todo tipo de funciones de títeres.

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«Colgar el sambenito»

Cuando le cuelgas a alguien el sambenito estás echándole la culpa de algo, pero ¿qué es el sambenito? En tiempos de la Inquisición, a los penitentes que lloraban sus culpas se les vestía con una suerte de escapulario de lana, previamente bendecido. Algunos estudiosos sostienen que a esta prenda se le llamaba el «saco bendito», expresión que evolucionó hasta convertirse en sambenito. Para otros, el nombre viene de San Benito, en referencia al escapulario de la orden benedictina.

«Poner el dedo en la llaga»

Quien pone el dedo en la llaga está indagando en algo que duele, o escarbando para sacar a la luz un tema delicado. La expresión tiene un origen bíblico: el primero en poner el dedo en la llaga no fue otro que Santo Tomás, uno de los doce apóstoles de Jesucristo, que no creyó en la resurrección de este –tema delicado donde los haya– hasta que no hundió su dedo en la llaga de su costado, provocada durante la crucifixión.

«Pasar un calvario»

Pasar un calvario tiene poco que ver con quedarse sin pelo y mucho que ver -de nuevo- con la muerte de Jesucristo. El Calvario es el nombre que se da en latín al monte donde se crucificó al nazareno, y que viene de Calvariae Locus, o «lugar de la calavera», traducción del nombre original, Gólgota. Pasar un calvario, pues, es atravesar un periodo de sufrimiento, semejante al que atravesó Jesucristo durante su Pasión.

«Para más inri»

Triplete: tercera expresión seguida que nos lleva a la Semana Santa. «Para más inri» se usa cuando se acumulan los golpes de mala suerte o las desgracias, y tiene su origen en el letrero que colgaron en la cruz donde murió Jesucristo. Abreviatura de Iesus Nazarenus Rex Iudaeorum (en latín «Jesús nazareno, rey de los judíos»), supone, efectivamente el culmen de una desgracia… que, como comprobó Santo Tomás, no terminó en el sepulcro.

'Cristo crucificado', de Diego Velázquez

'Cristo crucificado', de Diego Velázquez

«En un santiamén»

Un santiamén es un instante, un lapso muy corto de tiempo. La palabra viene de de la parte final de la oración latina que se los cristianos usan para persignarse: «In nomine Patris et Filii et Spiritus Sancti, amen»; es decir, «En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, amén». De la contracción de las últimas dos palabras –que se dirían rápidamente, como unidas– proviene nuestro santiamén.

«¡Ojalá!»

Para acabar, recogemos una etimología religiosa que no viene del cristianismo, sino del islam. Según la RAE, en árabe existe una expresión que significa «si Dios lo desea» y que sonaría a oídos castellanos como Wa sa Allah. De ahí vendría nuestro «ojalá», e incluso algunos estudiosos –aunque aquí no hay unanimidad– sugieren que la exclamación «¡olé!» tan querida por los cantaores flamencos tendría un origen similar, como una gozosa referencia a Alá.

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