Fundado en 1910

El Papa Francisco durante la bendición Urbi et Orbe de las pasadas navidadesGTRES

Diez años de 'Evangelii Gaudium': la hoja de ruta para reencontrar la alegría

«Si uno de verdad ha hecho una experiencia del amor de Dios que lo salva, no necesita mucho tiempo de preparación para salir a anunciarlo, no puede esperar que le den muchos cursos», reflexionaba el Papa en la encíclica Evangelii Gaudium

Una serie de recomendaciones del Papa, al hilo de los trabajos de la Asamblea del Sínodo de los Obispos de 2012 para «la nueva evangelización y para la transmisión de la fe cristiana», se convirtieron en el documento crucial para la nueva etapa en la misión de la Iglesia.

Evangelii Gaudium «propuso algunas líneas» para «alentar y orientar en toda la Iglesia una nueva etapa evangelizadora, llena de fervor y dinamismo». De este modo, la urgencia misionera de la Iglesia se proyectó con nuevos acentos sobre este tiempo y en su reafirmación de que «el anuncio del Evangelio es la razón de ser de la Iglesia».

No un esfuerzo humano

Cuando se publicó, la encíclica hizo sentir un nuevo latido de reinicio dentro de la Tradición. En ella, Francisco reiteró que proponer a los demás la salvación no es fruto de la propia voluntad, «como una heroica tarea personal», ya que la obra es ante todo de Él», que es «el primero y el más grande evangelizador».

Con este juicio, semejante al de Benedicto XVI, el Papa Francisco liberó a la Iglesia de la estrechez de su auto-referencialidad, para centrar de nuevo la misión en la atracción de Cristo como único generador del encuentro con los hombres.

No una obra de élites

La Iglesia de ahora, con sus contradicciones y dramas abiertos, puede encontrar en la reflexión del Papa la respuesta a todos esos dramas. En primer lugar que la misión de anunciar el Evangelio no es obra de círculos elitistas, y que la alegría del Evangelio es testimoniada por la totalidad del pueblo de Dios, «santo por esta unción que lo hace infalible» (Evangelii gaudium, 119), también donde ese pueblo es un pequeño resto en medio de un mundo globalizado.

«Si uno de verdad ha hecho una experiencia del amor de Dios que lo salva, no necesita mucho tiempo de preparación para salir a anunciarlo, no puede esperar que le den muchos cursos o largas instrucciones» (Evangelii Gaudium, 120).

No los cálculos, sino el Espíritu

Quienes viven por gracia y dan testimonio de la presencia de Cristo en medio de la vida real, pueden reconocer más fácilmente que hace una década que «un pequeño paso, en medio de grandes límites humanos, puede ser más agradable a Dios que la vida exteriormente correcta de quien transcurre sus días sin enfrentar importantes dificultades». (Evangelii Gaudium, 44).

También ahora puede ser un buen momento, cuando el Papa ha iniciado un nuevo ciclo de catequesis de los miércoles, dedicado a la «pasión por la evangelización, es decir, al celo apostólico» para descubrir que «no hay mayor libertad que la de dejarse llevar por el Espíritu, renunciar a calcularlo y controlarlo todo, y permitir que Él nos ilumine, nos guíe». (Evangelii Gaudium, 280).