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Según los estudios científicos, no hay trazas de embalsamamiento ni de la enfermedad que acabó con su vida

La ciencia, desconcertada ante la reliquia sanada del corazón de la Beata Pauline Jaricot

El Dr. Philippe Charlier, científico forense, y su equipo informan en el International Journal of Molecular Studies que no hay rastro de enfermedad en el corazón de la beata

El corazón de Pauline Jaricot, fallecida en 1862, se conserva como reliquia en la iglesia de San Policarpo de Lyon.

El corazón de la francesa Pauline Jaricot, beata que va camino a la santidad, ha desafiado los intentos científicos de explicar su inusual estado de conservación.

Beatificada por Francisco

Según informa The Times, La Iglesia católica convocó a científicos y otros expertos del sistema hospitalario de París y del museo de arte Quai Branly para examinar el corazón de la beata.

Jaricot fue beatificada el año pasado después de que el Papa Francisco reconociera que había intercedido milagrosamente en 2012 y salvado la vida de una niña de tres años llamada Mayline que estaba en coma tras atragantarse con una salchicha.

No hay rastro de la enfermedad de la beata

Se dice que Jaricot, fundadora de la Asociación del Rosario Viviente, un movimiento internacional de oración, sufría de una enfermedad cardíaca . Su corazón se guardó como reliquia en la iglesia de San Policarpo en Lyon.

No embalsamado

Después de aplicar la espectrometría y otras pruebas, el doctor forense Philippe Charlier, y su equipo informaron en el International Journal of Molecular Studies que no habían encontrado rastro de enfermedad cardíaca. Eso ha sido interpretado por los católicos locales como una prueba de que Jaricot se había curado milagrosamente en una visita a Roma en 1837, un evento reconocido por el Papa en ese momento, Gregorio XVI.

Los expertos tampoco encontraron señales de que el corazón hubiera sido embalsamado. Dijeron: «No se pudo recuperar ninguna evidencia que fuera inconsistente con la conservación natural y espontánea no mediada por la mano del hombre, lo que puede ser considerado un milagro por la Iglesia Católica Romana».

Los miembros de la iglesia lo recibieron como una señal de un milagro. «Es un hallazgo importante para la fe católica porque el culto de los santos está muy ligado a la conservación excepcional de ciertas reliquias», dijo a Le Figaro monseñor Robert Poinard, canciller de la diócesis de Lyon. «Para los fieles, es un signo de santidad».

Después de la beatificación, se debe documentar científicamente un segundo milagro para que el candidato pueda ser canonizado.