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Leticia Casans muestra la vida de 'Monasterios y Conventos' desde su podcast en Radio María

Leticia Casans, «la voz» de los monasterios y conventos en la radio: «Es Dios quien llama»

«No es posible comprender la Iglesia sin la contribución, que ofrecen los hombres y mujeres que han dedicado su vida a Dios en la oración», señala la directora del podcast Monasterios y conventos

Leticia Casans es «la voz» de los monasterios y conventos, doce años al frente del programa de Radio María Monasterios y conventos, convertido ahora en un podcast y que acerca la vida contemplativa a miles de personas en internet.

En esta conversación con El Debate, Leticia Casans nos confiesa el origen de su pasión por conventos y monasterios.

–Ha dedicado buena parte de su vida a dar a conocer la vida de las contemplativas y contemplativos a través de la radio. ¿Cuándo sintió esta llamada?

–Siempre he estado muy cerca de las monjas, de la clausura, pero fue al entrar mi hija Celia, en el Carmelo, cuando me di cuenta de que las monjas necesitaban un apoyo de promoción de las vocaciones, más que dinero para edificios. Lo primero que necesitan es que la gente los conozca. Comprendí que muy poca gente las conocía en España y hay muchísimos monasterios.

En el programa de radio al inicio hice una entrevista como madre de una monja carmelita. La entrevista tuvo mucho éxito, y empecé a colaborar con temas de historia de los monasterios en el programa. Al final terminé haciendo el programa, ya que los monasterios se convirtieron en mi pasión.

Me di cuenta de que las monjas necesitaban un apoyo de promoción de las vocaciones, más que dinero para edificios. Lo primero que necesitan es que la gente los conozca.

–España es una potencia mundial en vocaciones a la vida contemplativa. ¿Sigue siendo así?

–Cuando yo empecé el programa hace doce años, España constituía la mitad de la Iglesia Católica en número de vocaciones a la vida contemplativa. Ahora estamos en un tercio. No quita que sigue siendo mucho, frente a la baja natalidad que tiene España.

Por poner un ejemplo: el Císter no reformado, en España, solo queda el Monasterio de Poblet. El superior es un español y él me dijo que donde tienen 1500 vocaciones es en Vietnam. Como él me contaba, el Císter es hoy una orden asiática (por número de vocaciones), pero quien está a la cabeza es un español.

–Con tantas historias de monasterio y conventos en estos 12 años, ¿con cuál se queda?

–Hay una historia preciosa del siglo XVII sobre la primera monja negra en España. La marquesa de Mancera asistió a una venta de niñas esclavas y entre las niñas vio a una de ellas que llevaba unas pulseras y la reconoció como princesa de una tribu africana. Se llevó la niña a su casa y la enseñó a bordar y a coser.

Cuando tuvo la edad la llevó a las monjas del Convento de la Penitencia en Salamanca. En esa época, no tenía muchas más opciones esa niña. Ingresó en el convento con el nombre de Sor Teresa Juliana de Santo Domingo, Chikaba, la primera monja africana. Hoy está en proceso de beatificación

Es Dios quien llama. Uno no escogeLeticia Casans

–¿Hoy es sostenible la vida en clausura?

–En España, está habiendo una evolución interesante: empezaron los monjes de la Orden del Cister, ya que igual que los Benedictinos, buscan ser autosuficientes. Empezaron a ver cómo autoabastecerse energéticamente: un pozo de agua con una bomba con placa solar, calefacción con placas solares. Ahora casi todos los monasterios están poniendo este tipo de instalaciones en cuanto pueden.

El monasterio de mi hija, en Ávila, ya tienen placas solares. Ellos mismos se están montando una vida bastante sostenible. Encaja con concepto de respeto y amor a la naturaleza, respeto del medio ambiente.

DeClausura

–¿En qué orden encajaría Leticia Casans, imaginando que no tuviera hijos ni nietos?

–Eso es muy difícil, ya que una cosa son los carismas, con sus santos fundadores, y otra son las personas. Hay órdenes religiosas que están renovándose muy bien, con las nuevas generaciones. Por ejemplo, en el momento en que llegan hombres jóvenes, se puede vivir la orden del Císter plenamente. Hay otras órdenes que están más apagadas.

Es Dios quien llama. Uno no escoge. Si tomas la decisión, algo sale mal, ya que cada carisma tiene algo especial, lleno de Espíritu Santo. Y en el fondo, todos son caminos que llegan al Cielo. Hay que hacer lo que Dios te pide, ese es el secreto.

Por ejemplo, si solo hay cinco ancianas en un monasterio, es difícil representar lo que se fundó y lo que han vivido durante siglos. No sé si me adaptaría a convivir… Tal vez me gustan todos.

Nuestro peligro consiste en convertir la gran virtud de la caridad en una organización no gubernamentalLeticia Casans

–¿Por qué cree que al mundo le parece más atractivo una religiosa en mitad de la selva que detrás de una reja?

–Yo estoy muy en contacto con la Iglesia católica norteamericana, y me llamó mucho la atención que los católicos practicantes norteamericanos se toman muy en serio su fe, pero solo un 14 % tenía claro que la oración puede curar una enfermedad.

Vemos muy bonito lo que es ser misionero, porque vemos la labor humana, social. Ahora bien, muchas veces, buena parte de su labor, la podría hacer mucha otra gente. Lo importante, de esos niños, de esos ancianos, no son los cuerpos, son las almas. Eso es lo que no nos creemos.

Santa Teresita de Lisieux, la patrona de todos los misioneros del mundo, no salió nunca de un monasterio. Dedicó su existencia a orar y a sacrificarse por los sacerdotes, especialmente los misioneros. Por eso el Papa la proclamó patrona de los misioneros, para que nos creyéramos que necesitamos la oración para hacer lo que nos ha encomendado.

Durante siglos, se ha creído que el contemplativo tenía una oración más elevada, de mucho silencio. Se pensaba que de ese modo recibía muy bien el mensaje que Dios quería para las personas que se encomendaban a sus oraciones. Eran respetados enormemente. Ahora nuestro peligro consiste en convertir la gran virtud de la caridad en una organización no gubernamental. Y perder esa visión de profundidad que solo en la oración podemos encontrar.