2.000 millones de personas siguen sin agua potable en el mundo, según Manos Unidas
Manos Unidas, denuncia en el Día Mundial del Agua el desigual acceso al líquido elemento, especialmente en las regiones más desfavorecidas del mundo.
la Tierra alberga casi 1.400 millones de kilómetros cúbicos de agua. Sin embargo, apenas el 2 % de ésta es agua dulce, y el porcentaje disponible para consumo humano es aún más reducido.
A la distribución natural del agua, que provoca que haya territorios que tengan el agua casi por castigo mientras en otros lugares pueden pasarse meses sin ver una gota, se une un acceso desigual.
Agua contaminada
En gran parte del mundo occidental, acceder al líquido elemento es tan sencillo como abrir un grifo; por el contrario, en grandes zonas de África, Asia y América Latina, conseguir agua supone recorrer grandes distancias y enfrentarse a numerosos peligros para poder llenar siquiera una garrafa.
Además, el agua que se consigue no siempre es potable, lo que acrecienta los riesgos de sufrir enfermedades potencialmente mortales como el cólera.
Así lo explica el padre Diego Cano, misionero desde hace 10 años en Ushetu (Tanzania) y socio local de Manos Unidas en la zona: «En Occidente, es muy común levantarnos, prender la luz del baño, abrir el grifo y tener agua. En África, es justamente algo extraordinario, y a veces sucede que el agua está contaminada al no ser una excavación profunda y puede producir numerosas enfermedades».
Un efecto colateral de estos grandes desplazamientos, que muchas veces son realizados por mujeres y niñas, es que estas últimas se ven apartadas del sistema educativo, lo que perjudica seriamente sus opciones de un futuro mejor:
«En una región donde podemos pasar seis meses sin agua, un pozo de agua es una fuente de bendiciones, sobre todo para las mujeres y niñas, ya que se evitan las caminatas y el quedarse fuera del sistema laboral y escolar, respectivamente», añade el padre Cano.
Desgraciadamente, cada día mueren 1.000 niños por diarrea, mal directamente asociado a la higiene.
El agua no es solamente básica en la alimentación, sino que también resulta fundamental en la higiene personal para evitar la propagación de enfermedades infecciosas.
Sumado a esto, encontramos el hecho de que la ausencia del agua afecta a otros campos como la agricultura y la ganadería, ya que sin ella no se puede cultivar ni alimentar a los animales, lo que puede derivar en hambrunas humanas.
Según la FAO, se prevé que cerca de 10.000 millones de personas habiten el planeta Tierra en el año 2050, lo que multiplicará exponencialmente las necesidades hídricas, haciendo esencial encontrar fórmulas que permiten acceder al agua de forma sostenible.
Pozos en Tanzania
Con el Objetivo 6 («Garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos») de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) como guía, Manos Unidas impulsó este proyecto en la diócesis de Ushetu, en Tanzania.
Muchas de las 43 aldeas que la componen están alejadas de la ciudad y llegar es a veces muy difícil o imposible, en determinados momentos del año.
En los meses de sequía, es un verdadero problema obtener agua. No se recoge en épocas de lluvias por falta de medios y el agua que se logra obtener es muy mala y escasa.
Es una alegría saber que el agua está disponible de forma sencilla
Las mujeres y las niñas son las encargadas de conseguir el agua para la familia y deben caminar kilómetros para traerla yendo por la tarde y de madrugada, con el peligro de ser atacadas por animales salvajes.
Nuestro socio local, la Congregación del Verbo Encarnado, lleva en esta zona desde el año 2010 trabajando para mejorar las condiciones de la vida de la población. En una de nuestras constantes comunicaciones con ellos, nos explicaron la urgente necesidad de facilitar el acceso al agua potable en la región, así que nos pusimos manos a la obra para intentar solventar el problema. Inicialmente, el proyecto se comenzó en tres aldeas: Illomelo, Seleli y Mkwangulwa.
Durante la ejecución del proyecto, se perforaron pozos comunitarios con bomba manual, uno por aldea. Además, se crearon Comités de Agua para gestionar la distribución y el mantenimiento futuro de los pozos. También se impartieron cursos de formación acerca del uso responsable del agua.
El proyecto benefició directamente a toda la población de las tres aldeas: unas 14.000 personas. Sobre ello, se expresó así Charles Mhoja, líder de la aldea Illomelo: «Este pozo de agua ha ayudado mucho al progreso del pueblo y las 300 familias que lo habitan. En época de sequía, es una alegría saber que el agua está disponible de forma sencilla».