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Muchas tiendas en línea ofrecen productos hechos en clausura.Cathopic

El secreto de la eterna juventud se guarda en los monasterios de clausura

Hoy en día, muchos monasterios tienen puntos de venta reales dentro de ellos, donde los monjes venden productos naturales para la salud

Mantener un aspecto estético joven y atractivo es un gesto de respeto hacia uno mismo, ante todo, y es más fácil de lo que parece. Sin plantear tratamientos quirúrgicos costosos y desnaturalizantes, cuidar la piel, especialmente la del rostro, es un secreto de belleza y juventud que se guarda en los monasterios.

Productos de clausura

Hoy en día, muchos monasterios tienen puntos de venta reales dentro de ellos, donde los monjes venden productos naturales para la salud del cuerpo, remedios curativos e incluso cosméticos y perfumes, en paquetes impresos en serie. Aún más, muchas tiendas en línea ofrecen productos hechos en clausura, haciéndolos disponibles en todo el mundo. Pero la verdad más fascinante es que todo lo que una vez fue realizado por las manos sabias de los monjes y herbolarios, todavía está preparado siguiendo esas mismas recetas, cuyo recuerdo se ha perdido en el eco indistinto de la historia, quedando como una prerrogativa secreta y fascinante de estas comunidades atemporales.

Cosmética natural

La cosmética natural es una tendencia cada vez más demandada por las personas que buscan cuidar su piel de forma saludable y respetuosa con el medio ambiente. Sin embargo, lo que muchos no saben es que este tipo de productos tiene una larga tradición en los monasterios, donde las monjas elaboran cremas, jabones, bálsamos y otros artículos de belleza con ingredientes ecológicos y recetas ancestrales.

Un ejemplo de ello es el Monasterio de Tulebras, en Navarra; el primer monasterio del Císter en España, fundado en 1147. Esta comunidad de 16 hermanas produce cosmética natural a partir de la miel, la cera y el propóleo de sus propias abejas, siguiendo los consejos de Santa Hildegarda de Bingen, una doctora de la Iglesia que escribió sobre los beneficios de las plantas medicinales para la piel. Su crema de propóleo es 100% natural, sin conservantes, colorantes o químicos, y tiene propiedades cicatrizantes, antiinflamatorias y antibacterianas.

Productos estrella

Otro caso es el del Monasterio de Huerta, en Soria, donde los monjes cistercienses elaboran cremas naturales con aceite de oliva virgen extra, manteca de karité, aceite de almendras dulces y aceites esenciales. Estas cremas hidratan, nutren y protegen la piel, además de tener un agradable aroma. Los monjes también venden otros productos naturales como jabones artesanales, champús sólidos y sales de baño.

Entre los productos estrella que se hacen en lo monasterios está la crema antiarrugas de caléndula del Monasterio Camaldoli, que además de tener unas excepcionales propiedades calmantes y antibacterianas, renueva las células y previene los signos del envejecimiento, reduciendo las primeras arrugas y aportando a la piel brillo, firmeza y elasticidad.

La crema facial nutritiva con leche de burra del Monasterio Siloe, la crema facial regeneradora con jalea real del Monasterio Valserena o el sérum facial con ácido hialurónico del Monasterio San Miguel Arcángel. Todos estos productos tienen en común el uso de ingredientes naturales de alta calidad y el respeto por la tradición monástica.

La cosmética natural que hacen los monasterios es una forma de apoyar el trabajo y la oración de estas comunidades religiosas, que ofrecen sus productos con amor y dedicación. Además, es una forma de cuidar la piel con productos sanos, ecológicos y eficaces, que respetan el equilibrio natural del organismo y del planeta.