El presidente de la Xunta y el arzobispo de Santiago llaman a buscar el «bien común» tras el 23J
En nombre del rey Felipe VI, Alfonso Rueda, delegado regio para la Ofrenda, ha solicitado al Apóstol que «ayude» al pueblo español «a avanzar con prudencia, pero también sin vacilaciones»
Este martes se celebra la festividad de Santiago Apóstol, patrón de España. En la tradicional ofrenda y en la homilía de la Misa posterior en la catedral, el presidente de la Xunta de Galicia, Alfonso Rueda, y el arzobispo de Santiago, Francisco José Prieto, se han referido a las elecciones generales. Ambos se han mostrado partidarios de priorizar «el bien común». Tampoco se han olvidado de la invasión de Ucrania por parte de Rusia, ni de las víctimas del accidente del Alvia hace diez años.
Rueda ha ejercido como delegado regio en la ofrenda que se celebra desde 1643. Al acto ha acudido el líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, que ha podido escuchar algún grito de «presidente» en la Plaza del Obradoiro.
El presidente de la Xunta, en su innovación a la Ofrenda, ha transmitido su orgullo por poder «mostrar los respetos de todo el pueblo español» al Apóstol en una época «en la que se concede un valor absoluto a símbolos que son muy discutibles». Rueda ha puesto como muestra la «la ejemplar transición» que se vivió en la archidiócesis de Santiago «para todos dentro y fuera de la iglesia» ahora que los españoles «comenzamos una nueva etapa en esta senda compartida que es nuestro país». Rueda ha apelado a que «España y Galicia sigan avanzando unidas».
En nombre del rey Felipe VI, también ha solicitado al Apóstol que «ayude» al pueblo español «a avanzar con prudencia, pero también sin vacilaciones» en el camino de la «historia» y que bajo la tutela de la corona, «con independencia de los credos», España sea «una nación abierta y acogedora».
Al inicio de la Eucaristía, el nuncio apostólico, Bernardito Auza, impuso a Francisco Pietro el palio arzobispal, un distintivo que portan los arzobispos y que es símbolo de la comunión de estos con el Papa, y que había recibido el pasado 29 de junio bendecido por Francisco.
En su homilía, Prieto ha afirmado que la aportación de los creyentes, y de la Iglesia en su conjunto, a la sociedad tiene que ser profética, «nunca acomodaticia», y tiene que responder a las necesidades y a las inquietudes del presente, vividos a menudo de forma dramática por la sociedad: «Hay una manera profética de estar en el mundo, opuesta por un lado al espiritualismo, y por otro al peligro de erigirnos en árbitros o jueces del mundo. Una dimensión profética realizada con verdad, con lenguaje atractivo y mirada amable, hasta con un sano sentido del humor y una inteligencia suficiente que sepa distinguir lo importante de lo secundario».
Prieto pidió por los que fueron elegidos en las recientes elecciones generales para que dediquen sus mejores esfuerzos a las exigencias del bien común y al empeño por construir una sociedad en paz, cimentada en la verdad, la justicia y la libertad, donde servir sea siempre el horizonte de la responsabilidad política, por encima de las legítimas diferencias políticas.