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El Día Mundial contra la Trata de Personas alerta sobre este grave problema que afecta a millones de personasGTRES

El protocolo de Palermo y la urgencia de auxiliar a las víctimas de esclavitud sexual

El Día Mundial contra la Trata de Personas, celebrado el pasado día 30, es una fecha establecida por las Naciones Unidas en 2013 para concienciar sobre este grave problema que afecta a millones de personas en todo el mundo

El 30 de julio se celebró el Día Mundial contra la Trata de Personas, una fecha establecida por las Naciones Unidas en 2013 para concienciar sobre este grave problema que afecta a millones de personas en todo el mundo. La trata de personas es una forma de esclavitud moderna que implica la explotación de seres humanos con fines de lucro, ya sea mediante el trabajo forzoso, la prostitución, el matrimonio servil, la mendicidad, el reclutamiento de niños soldados o la extracción de órganos.

Contra la dignidad humana

Según el Informe Global sobre la Trata de Personas 2020 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), se detectaron alrededor de 50.000 víctimas de trata en 148 países entre 2019 y 2022, pero se estima que el número real es mucho mayor. El 46 % de las víctimas eran mujeres, el 19 % eran niñas, el 20 % eran hombres y el 15 % eran niños. El 50 % de las víctimas fueron explotadas sexualmente, el 38 % fueron sometidas a trabajo forzoso y el 12 % sufrieron otras formas de explotación.

La trata de personas es un delito que atenta contra la dignidad y los derechos humanos de las personas, y que se alimenta de la pobreza, la desigualdad, la violencia, la corrupción y la impunidad. Además, se ve agravado por los conflictos armados, las crisis humanitarias, los desplazamientos forzados y la pandemia de COVID-19, que ha aumentado la vulnerabilidad y la demanda de las víctimas.

Ante esta realidad, el Día Mundial contra la Trata de Personas 2023 es una llamada a la acción y a la solidaridad para prevenir y combatir este flagelo, proteger y asistir a las víctimas y promover la cooperación internacional entre los estados, las organizaciones internacionales y la sociedad civil. Bajo el lema «Voces contra la trata», se invita a escuchar y amplificar las voces de las víctimas y los supervivientes, que son los principales actores del cambio y los defensores de los derechos humanos.

El Protocolo de Palermo es un instrumento internacional que complementa la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional y que tiene como objetivo prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas, especialmente mujeres y niños. Fue adoptado por las Naciones Unidas en el año 2000 en la ciudad italiana de Palermo y entró en vigor el 25 de diciembre de 2003. En mayo de 2020, fue ratificado por 176 estados.

La trata de personas es una herida abierta en el corazón de la humanidad, que nos interpela como cristianos y como ciudadanos

Define la trata de personas como la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas, recurriendo a la amenaza, al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación. La explotación puede incluir la explotación sexual, el trabajo forzoso, la esclavitud, la servidumbre o la extracción de órganos.

El Protocolo de Palermo establece una serie de medidas para los estados parte, tales como:

  • Adoptar medidas legislativas y administrativas para tipificar y sancionar la trata de personas como un delito grave.

  • Asistir y proteger a las víctimas de la trata, respetando sus derechos humanos y garantizando su seguridad, privacidad y recuperación.

  • Facilitar el retorno y la aceptación de las víctimas de la trata transfronteriza, teniendo en cuenta sus deseos y necesidades.

  • Prohibir la trata de niños para fines de explotación sexual, trabajo infantil o extracción de órganos y suspender los derechos parentales de quienes hayan participado en dicha trata.

  • Asegurar que las definiciones y procedimientos relativos a la trata reflejen la necesidad de garantizar salvaguardias y cuidados especiales para los niños.

  • Cooperar entre los estados parte para prevenir y combatir la trata de personas, intercambiando información, facilitando investigaciones y extradiciones y brindando asistencia técnica y financiera.

  • Promover campañas de concienciación e información sobre los riesgos y las consecuencias de la trata de personas.

  • Adoptar medidas para abordar las causas que favorecen la trata de personas, como la pobreza, el desempleo, la discriminación y la violencia.

  • Rastrear las finanzas y confiscar los bienes ilícitos derivados de la trata de personas.

Valentía y compasión

Como cristianos, debemos sumarnos a esta causa y comprometernos a informar sobre la realidad de la trata de personas, a denunciar sus causas y consecuencias, a sensibilizar sobre la responsabilidad individual y colectiva para erradicarla y a apoyar a las iniciativas que trabajan en favor de las víctimas. También a hacer un llamamiento a los gobiernos, las instituciones, las empresas y los medios de comunicación para que adopten medidas efectivas para prevenir, perseguir y sancionar este delito, así como para garantizar la protección integral y el acceso a la justicia, la reparación y la reintegración social de las víctimas.

La trata de personas es una herida abierta en el corazón de la humanidad, que nos interpela como cristianos y como ciudadanos. No podemos permanecer indiferentes ante el sufrimiento de nuestros hermanos y hermanas. Es hora de actuar con valentía y compasión para poner fin a esta forma inhumana de explotación. Es hora de alzar nuestras voces contra la trata.

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