Feria de las vocaciones en la JMJ: «Dios sigue llamando a cada joven»

En la Ciudad de la Alegría (Jardín de Vasco de Gama) confluyen el perdón, la oración y la vocación. La capilla es el punto medio entre el parque de la reconciliación, donde se ubican 150 confesionarios para todos los peregrinos, y la feria vocacional, en la que otros 150 movimientos, asociaciones, comunidades, ordenes religiosas y proyectos sociales dan a conocer su carisma.

Todos ellos son los anfitriones y su misión es hacer de la feria un «verdadero lugar de encuentro con Cristo». En el recinto tiene estand desde los conocidos Maristas, Jesuitas o Salesianos, pero también otras realidades de la Iglesia menos sonadas, como las oblatas, las siervas de Cristo Rey o las hermanas de la Consolación.

«La juventud está abierta y está sedienta de Dios», afirma una hermana de la misericordia. «Es muy esperanzador, porque son jóvenes que buscan la vocación que Dios quiere para ellos», continúa.

Los puestos están divididos por calles, que llevan los nombres de las anteriores Jornadas Mundiales de la Juventud. Entre ellos pasean los peregrinos y paran en los que llaman su atención. Hay figuras de cartón a tamaño real con la imagen del Papa o una persona real disfrazada de san Vicente de Paúl.

Cada orden lleva algo que les representa. Además de folletos informativos y todo tipo de estampas y pulseras, los hay que han apostado por algo más original. Las hermanas Oblatas del Santísimo Redentor, que se dedican a acompañar a mujeres en contextos de prostitución y trata con fines de explotación sexual, animan a los jóvenes a conocer su labor con la palabra y la expresión artística. Hay guirnaldas de papel con forma de mariposa, pinturas de colores en la mesa y un mural que representa el rostro de una mujer que los peregrinos pueden ir pintando.

En la feria vocacional se ofrecen también distintas charlas y testimonios para conocer historias reales de conversión o debatir en torno a las palabras de la semana (parte, apresúrate, alégrate y cree) que irán al encuentro de la espiritualidad. Han sido organizados unos pequeños encuentros de tú a tú, llamados One2one, conversaciones más reservadas con algún anfitrión y poder compartir sus dudas y reflexiones acerca de la vocación.

Algunos de los allí presentes están de acuerdo en que los jóvenes están abiertos a la vocación, a conocer y a escuchar las realidades de la Iglesia. «Es necesario ayudarles a que se escuchen más, al discernimiento sobre su vida, para que nadie decida por ellos», afirma Susana, esclava de Cristo Rey. Han notado la inquietud de algunos peregrinos que acuden a ellos buscando alternativas.

«Todos los jóvenes tenemos dudas», dice Ana, del Movimiento Consolación para el Mundo. «Más gente de la que creemos puede llegar a plantearse la vocación», añade. Animan a los peregrinos a no tener miedo, porque «Dios sigue llamando, y por qué no, a cada joven», dice Nieves de León, hermana oblata, y por qué no, continúa la religiosa, dejar sentir esa llamada por él, «arriesgar la vida en lo que sea que el Señor le esté llamando».