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En 'La Asunción de María' de Francesco Botticini se pueden apreciar las tres jerarquías propuestas por Pseudo Dionisio Areopagita.

Angeología

Estos son los tipos de ángeles que hay y sus cometidos

San Pablo, Pseudo Dionisio Areopagita y, finalmente, Santo Tomás de Aquino definen a estas místicas criaturas de las que todos hemos oído hablar alguna vez durante nuestra niñez: los ángeles

En la Suma Teológica, Santo Tomás repropone la teoría de las tres jerarquías angélicas presentada por Pseudo Dionisio Areopagita, filósofo neoplatónico del siglo V, en su libro De coelesti hierarchia. La estructura de los cielos según el Pseudo Dionisio se basa en pasajes del Nuevo Testamento, de los que deduce un esquema consistente en tres jerarquías (o esferas) –ya señaladas por San Pablo en las diversas cartas a Colosenses, Romanos y Gálatas–, cada una compuesta por tres órdenes (o coros) y subdivididos en orden de poder decreciente a medida que se alejan de Dios.

Primera jerarquía

El primer grupo sagrado dentro de la jerarquía angelical son los serafines. Estos se caracterizan por su carga de amor y devoción dada su cercanía a la Gloria de Dios. Esta les inflama hasta el punto de ser representados ardiendo. Son los más abstractos, y a menudo pueden verse como una bola de fuego en la que se trasluce un rostro con tres pares de alas.

Tras los serafines en la Epifanía o Primer Orden Divino se encuentran los querubines, cuyo nombre se traduce como «la plenitud del conocimiento». Su figura ya es menos abstracta, de tono azulado y dotada de pies y manos. Suelen estar representados con cuatro alas. Sin embargo, se puede oír de ellos que tienen dos rostros, viéndoles en ocasiones representados de esta forma y con las alas repletas de ojos haciendo alusión al conocimiento que poseen.

El tercer y último orden angelical epifánico son los tronos. Como su propio nombre indica, su trabajo es servir de escaño o asiento celestial a Dios. Aparecen representados con forma de rueda, pudiendo conducir el carro divino. Están además poblados de ojos y son de color rojo, siempre según la visión mística de Pseudo Dionisio Areopagita.

Segunda jerarquía

El primer orden del segundo ejército celeste son las dominaciones que pueden aparecer decorados con estrellas, corona o caso y cetro, o espada.

Tras este grupo vienen las virtudes, encargadas de hacer que los milagros se cumplan. Aparecen vestidos como diáconos y portan una rama de lis. En sus representaciones aparecen comúnmente con una espada y el Libro Sagrado, haciendo referencia a su fuerza y sabiduría. Además, pueden representarse con un tarro de perfume como símbolo de oración, y balanzas, trompetas o rayos para simbolizar su papel en el Juicio Final.

El sueño de San Isidro de Joseph Ritter von Führich

Dotados de la diadema real, las potestades suelen ser representadas ofreciendo a Dios tiaras doradas, mitras, cetros, etc. Su labor es proteger a la humanidad como conjunto.

Tercera jerarquía

Los principados son los ángeles que ejercen de imitadores de Dios al representar el «principio» de todo custodiando el mundo. Varían de atuendo, pero por lo general su representación es muy similar a la de los ángeles comunes.

Ángel arcabucero Letiel Dei. Copia que se conserva en una colección privada de Toledo

Con nombre propio e iconografía diferente para cada uno de ellos –y no como grupo como ocurre con las otras órdenes angelicales–, los arcángeles son los más importantes en representación. También son probablemente los más complicados de definir, ya que se han distorsionado desde la llegada de la religión cristiana a Sudamérica, dando lugar al surgimiento de cientos de arcángeles conocidos como los arcabuceros. A tal llegó su importancia en la religión, que desde el Concilio de Letrán (756) fue limitada la fe a los tres primeros para evitar la creciente idolatría en torno a estas figuras. Lo más llamativo de sus nombres es que todos terminan en «el», que por su traducción teofórica refiere directamente a Dios. Los tres arcángeles que conocemos son Gabriel, Miguel y Rafael.

Los tres arcángeles Rafael, Miguel, y Gabriel de Michele Tosini

Los ángeles de la guarda son el último grupo del ejército celestial de Dios, y por este motivo el más cercano a los hombres. También se cree que es el grupo más numeroso pues todo hombre o mujer –desde que hay vida– tiene un ángel de la guarda junto a sí. Si las potestades protegen a la humanidad, la labor de estos ángeles es la de defender a cada hombre de forma personal. Su presencia en el mundo del arte es constante. Pueden aparecer o bien con rasgos juveniles o infantiles, con cabellos rizados o en bucle; siempre con sus características alas. Sin embargo, dada su importancia iconográfica, la variedad es indefinible, pudiendo ver según el estilo, la moda y las aficiones de cada época.