Fundado en 1910

Desde el retorno de los talibanes al poder en Afganistán, se ha recrudecido la persecución a los cristianos

Así es sufrir el odio a la fe cristiana en Afganistán

Con solo 8 años, en el colegio le preguntaron sus compañeros de clase por qué su padre no iba a la mezquita. Mientras, en casa, le pedían no decirle a nadie que eran cristianos, relata una víctima de la persecución

según el recién publicado Informe Libertad Religiosa en el Mundo 2023 (ILR) en Afganistán la persecución religiosa se ha recrudecido desde que los talibanes volvieron al poder, hace ya dos años.

Muchos afganos viven la fe cristiana en secreto, en absoluta clandestinidad. Es el caso de Alí Ehsani. Ahora tiene 40 años y es abogado en Italia. Llegó desde Afganistán a Europa con tan sólo 13 años y totalmente solo. Sus padres fueron asesinados en su país por ser cristianos y en la huida su único hermano murió, según declaró a Ayuda a la Iglesia Necesitada.

Su madre siempre ponía un plato de más en la mesa por si se acercaba algún necesitado a pedir comidaAlí Ehsani

Con solo 8 años, en el colegio le preguntaron sus compañeros de clase por qué su padre no iba a la mezquita. Mientras, en casa, le pedían no decirle a nadie que eran cristianos. Sus padres nunca le hablaron de la fe abiertamente por miedo a que lo contara y fueran descubiertos. Él recuerda que en su casa, su madre siempre ponía un plato de más en la mesa por si se acercaba algún necesitado a pedir comida.

Raíces afganas

Un día algunas personas se enteraron de que eran cristianos y al llegar a casa del colegio, los talibanes habían destruido su casa y habían asesinado a sus padres. Su hermano y él tuvieron que huir de Afganistán. Fue un viaje dramático de cinco años en el que atravesaron Afganistán, Pakistán, Irán, Turquía, Grecia hasta llegar a Italia. En el intento de llegar a este último país, su hermano falleció.

Mohamed y Ali tomaron una lancha para alcanzar la costa griega, pero su hermano nunca llegó. Ali se agarró a un bidón de gasolina para salvarse pensó: «Si Jesús existe, me salvará de morir ahogado». Con 11 años se quedó solo, pero sin dudar del Señor. Cuando llegó a Italia lo tenía muy claro: quería estudiar Derecho para poder defender y ayudar a los más vulnerables que habían sufrido tanto como él.

El estudio de la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) revela que incluso antes de la entrada de los talibanes en Kabul el 15 de agosto de 2021, Afganistán era un país doblegado por 40 años de guerra, catástrofes naturales recurrentes, pobreza crónica, sequía y por la pandemia de la Covid-19, con más de 24 millones de personas necesitadas de ayuda humanitaria. Aún así, Alí nunca se olvidó de sus raíces afganas y con fidelidad contactó y apoyó en la fe a una familia cristiana que vivían el cristianismo en secreto en su país natal.

¿Volverá el cristianismo a Afganistán?

El padre Giovanni Scalese, procurador general de la Orden de Padres Barnabitas, dirigía la misión de la Iglesia en Afganistán. En el programa ‘Perseguidos pero no olvidados’ en Trece, realizado por ACN, explicó que con la vuelta del régimen talibán, la presencial cristiana oficial se vio totalmente eliminada: «Yo era el único sacerdote y las hermanas se fueron».

Para el padre Scalese, los últimos días en Kabul no fueron sencillos, ya que estaban a la espera de poder salir del país y no sabían cuándo podrían hacerlo: «Fue una espera bastante desconcertante. Más de una vez nos llamaron para salir en ese mismo momento, pero al final la operación se canceló. Esto nos provocaba bastante estrés, pero al final todo se resolvió bien, así que ya casi nos hemos olvidado de todo eso».

Hace tan solo dos años, nos preguntábamos si el cristianismo volvería a Afganistán. Este sacerdote lo tenía muy claro: «No me importaría nada volver en una situación de mayor seguridad que la actual, cosa que no se ha dado en los últimos 7 años que he estado en Afganistán. Soy consciente de que mi acción allí tendrá siempre límites, pero si hay más seguridad podría moverme con más facilidad, porque mi actividad estuvo muy limitada por motivos de seguridad».

Es evidente que, en un contexto de violación sistemática de los derechos humanos, la situación de las minorías y de la libertad religiosa es mucho peor que antes de que los talibanes tomaran el poder. Durante aquellos días el mundo entero rezó por Afganistán. Desde allí experimentaron cómo de eficaz fue la oración: «Tuvo sus efectos, porque conseguimos salir sanos y salvos, sin ni un rasguño. Por eso animo a rezar por los afganos, porque realmente lo necesitan».