492 años de Guadalupe, la Virgen mexicana que dejó su imagen en el manto de un pastor indígena
El día de la Virgen de Guadalupe se vive con mucha alegría, fe y esperanza. Los fieles llevan flores, velas, mantas, banderas, cantos y oraciones para expresar su amor, su gratitud y sus peticiones a la Madre de Dios
Este 12 de diciembre se celebra el 492 aniversario de las apariciones de la Virgen de Guadalupe, millones de fieles católicos acuden a la Basílica de Guadalupe, en Ciudad de México, para celebrar el aniversario de la aparición de la Virgen María al indígena Juan Diego en el cerro del Tepeyac.
Es una de las devociones marianas más extendidas y queridas en el mundo, especialmente en Hispanoamérica. La basílica de Guadalupe es el santuario mariano más visitado del mundo, con más de 20 millones de peregrinos al año. Con flores, velas, mantas, banderas, cantos y oraciones, le rindieron homenaje y le pidieron su intercesión por sus necesidades personales, familiares y sociales.
Entre los peregrinos, se encuentran personas de diferentes países, culturas, edades y condiciones sociales, que comparten una misma fe y una misma esperanza. Algunos llegan caminando, en bicicleta, en autobús o en automóvil, desde lugares lejanos o cercanos. Otros lo hacen desde sus hogares, a través de la televisión, pero todos se sienten acogidos y bendecidos por la mirada maternal de la Virgen.
El día de la Virgen de Guadalupe se vive con mucha alegría, fe y esperanza. Los fieles llevan flores, velas, mantas, banderas, cantos y oraciones para expresar su amor, su gratitud y sus peticiones a la Madre de Dios. También hay grupos de danzantes, mariachis, niños vestidos de indígenas y otras manifestaciones culturales que enriquecen la celebración.
Las tradicionales mañanitas
Uno de los momentos más emotivos es el de las tradicionales mañanitas a la Virgen, que se cantan a las 12 de la noche del 11 de diciembre, con la participación de artistas famosos y miles de personas que se congregan en el atrio de la Basílica. Luego, se celebran varias misas a lo largo del día, presididas por obispos y el cardenal de Carlos Aguiar Retes, arzobispo primado de México, que se transmiten por internet a través de la web de la Basílica de Santa María de Guadalupe.
La devoción a la Virgen de Guadalupe se remonta al año 1531, cuando se le apareció cuatro veces a Juan Diego, un indígena convertido al cristianismo, y le pidió que construyera una capilla en su honor. Como prueba de su veracidad, la Virgen le hizo florecer rosas en pleno invierno y dejó su imagen impresa en su tilma o manto. Desde entonces, la tilma se conserva intacta y se venera en la Basílica de Guadalupe, en la Ciudad de México, y es venerada por millones de fieles en todo el mundo. La Virgen de Guadalupe es considerada la patrona de México, de América y de Filipinas, y su rostro moreno y su vestido mestizo simbolizan la unión de las culturas indígena y española. Su mensaje de paz, justicia y reconciliación sigue siendo actual y necesario en estos tiempos de crisis y de esperanza.
La tilma que desafía a la ciencia
La imagen de la Virgen de Guadalupe es un símbolo de unidad, identidad y evangelización para los mexicanos y para todos los pueblos de América. Su rostro moreno, su vestido mestizo y su gesto de embarazada reflejan la cercanía, la ternura y la defensa de la vida que caracterizan a la Madre de Dios. Su mensaje de paz, justicia y reconciliación sigue siendo actual y necesario en estos tiempos de crisis y de esperanza.
La tilma de San Juan Diego, en la que se plasmó la imagen de la Virgen de Guadalupe, es uno de los objetos más venerados y estudiados por los católicos de todo el mundo. Se trata de un testimonio vivo de la presencia de María en la historia de México y de América, que ha suscitado la admiración y la devoción de millones de fieles. Pero la tilma de San Juan Diego no solo es un símbolo religioso, sino también un desafío para la ciencia, que ha intentado explicar los misterios que encierra este lienzo de fibra de agave, que ha resistido el paso de casi cinco siglos sin deteriorarse.
El manto no está hecho de fibra de maguey, sino de fibra de agave popotule, también conocida como planta de ixtle. Es un tejido burdo, que se usaba para hacer costales o mantas. Según los expertos, este tipo de tela tiene una duración máxima de 20 años, pero la tilma de san Juan Diego lleva casi 500 años intacta. Además, ha sobrevivido a varios ataques y accidentes que podrían haberla destruido. En 1791, se derramó accidentalmente ácido nítrico sobre la tilma, pero no le causó ningún daño. En 1921, un anarquista colocó una bomba de dinamita junto a la tilma, que explotó y causó graves destrozos en el altar, pero la tilma quedó intacta, protegida por un cristal blindado.
La imagen de la Virgen de Guadalupe que se observa en la tilma de San Juan Diego no está pintada con ningún tipo de pigmento conocido. En 1936, el químico Richard Kuhn, premio Nobel en 1938 y 1949, analizó tres fibras de la tilma y concluyó que la pintura no tenía ningún origen vegetal, animal, mineral ni sintético. Además, la imagen no tiene pinceladas ni trazos, y se mantiene con el mismo brillo y color que cuando se impregnó en la tilma.
Los ojos de la Virgen de Guadalupe que se ven en el manto tienen un efecto tridimensional y de movimiento, que se asemeja al de un ojo humano vivo. Además, en los ojos se reflejan 13 personas, que corresponden a las que estaban presentes en el momento en que san Juan Diego desplegó la tilma ante el obispo Juan de Zumárraga, el 12 de diciembre de 1531. Estas figuras han sido identificadas mediante técnicas de procesamiento digital de imágenes.
El manto de la Virgen de Guadalupe que cubre la tilma de san Juan Diego tiene 46 estrellas, que representan las constelaciones que se veían en el cielo de México en la madrugada del 12 de diciembre de 1531. Entre ellas se encuentran Ofiuco, Libra, Escorpión, Sagitario, la Cruz del Sur y la Osa Mayor. También se aprecia el planeta Júpiter, que simboliza al rey de los astros.