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Juan de Dios Larrú

Vicedecano de la Facultad de Teología de la Universidad San Dámaso

Juan de Dios Larrú, sobre 'Dignitas infinita': «Si Dios desaparece, el hombre pierde su auténtica humanidad»

Juan Dios Larrú es vicedecano de la Facultad de Teología de la Universidad Eclesiástica San Dámaso y Catedrático de Moral Fundamental y Vida Cristiana

Juan Dios Larrú, catedrático de Moral Fundamental y Vida cristiana, recibe a El Debate para responder algunas cuestiones relacionadas con la reciente publicación de la declaración Dignitas infinita

–Es un texto que se ha tardado en elaborar cinco años, ¿es normal tanto tiempo?

–En la presentación de la declaración se explica, de modo sucinto, el itinerario de la redacción del texto. Teniendo en cuenta que en este periodo ha habido un relevo en el Prefecto del dicasterio, y que en la elaboración del documento participan expertos en estos temas, es normal el tiempo que se ha tardado en la maduración del texto definitivo.

–A su juicio, ¿por qué ahora un documento sobre la dignidad humana?

–Podrían señalarse dos motivos. Uno, la celebración del 75º aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que se cumplió el 10 de diciembre de 2023. Otro es la profunda crisis antropológica y moral que vive el mundo contemporáneo, que produce no pocos malentendidos sobre la dignidad humana.

–¿Podría decirnos cuáles son sus novedades con respecto a otros documentos?

–El documento fundamenta la dignidad humana en el misterio de la creación del hombre, a imagen y semejanza de Dios, que alcanza su culmen en Cristo, primogénito de toda criatura. Desde la Revelación divina, siguiendo la gran tradición de los Padres de la Iglesia y de la teología medieval, la propuesta antropológica cristiana se concentra en el término persona. La dignidad es intrínseca e inherente a cada persona humana y proviene del amor del Creador. Por consiguiente, si Dios desaparece, el hombre pierde su dignidad y su auténtica humanidad.

Por otro lado, desde el punto de vista moral, el documento muestra cómo hay una gran armonía e inseparabilidad entre lo que se denomina «moral de la persona» y «moral social». Los grandes temas de la paz, la justicia, la solicitud por los pobres y el cuidado de la creación son inseparables de todo lo referente a la vida humana, como el aborto, la eutanasia, la moral conyugal y familiar. De otro modo, se produciría una fractura en la vida cristiana.

–El Prefecto ha señalado, con razón, que hay que matizar y actualizar el magisterio: ¿a qué se refiere exactamente?

–Como afirma la instrucción Donum veritatis de la Congregación para la Doctrina de la fe en el n. 14: «La misión del Magisterio es la de afirmar, en coherencia con la naturaleza «escatológica» propia del evento de Jesucristo, el carácter definitivo de la Alianza instaurada por Dios en Cristo con su pueblo, protegiendo a este último de las desviaciones y extravíos y garantizándole la posibilidad objetiva de profesar sin errores la fe auténtica, en todo momento y en las diversas situaciones. De aquí se sigue que el significado y el valor del Magisterio solo son comprensibles en referencia a la verdad de la doctrina cristiana y a la predicación de la Palabra verdadera. La función del Magisterio no es algo extrínseco a la verdad cristiana ni algo sobrepuesto a la fe; más bien, es algo que nace de la economía de la fe misma, por cuanto el Magisterio. En su servicio a la palabra de Dios, es una institución querida positivamente por Cristo como elemento constitutivo de la iglesia. El servicio que el Magisterio presta a la verdad cristiana se realiza en favor de todo el pueblo de Dios, llamado a ser introducido en la libertad de la verdad que Dios ha revelado en Cristo».

–Me gustaría que nos hablara de la influencia pastoral del Papa para el espíritu de la redacción de Dignitas Infinita

–Como afirma el Prefecto en la presentación, el Santo Padre expresó su deseo de que «se prestara mayor atención a las graves violaciones de la dignidad humana que se producen en nuestro tiempo, en la senda de la encíclica Fratelli tutti». En este sentido, como se puede comprobar en las numerosas citas a pie de página, en la cuarta parte de la declaración se sigue de cerca el magisterio de Francisco sobre los temas elegidos como graves violaciones a la dignidad humana.