Un sacerdote en Ucrania: «Lo más grande que he podido hacer es quedarme»
El salesiano Oleh Ladnyuk ha rescatado ya a más de 500 personas de una muerte casi segura
Pertrechado con su chaleco antibalas, el padre Oleh Ladnyuk recorre con su furgoneta las maltrechas carreteras de su país, Ucrania. «He evacuado a más de 500 personas de zonas muy peligrosas, donde otros no irían. Si el 10 % de esas personas en el momento de la evacuación me hubiesen dado las gracias, ya sería mucho», ha revelado a Vatican News. «Pero lo importante es que, después de un año, después de dos años, recibo mensajes de vez en cuando, incluso de gente que no conozco, que me dicen: 'Nos salvaste una vez. Siempre lo recordaremos y te damos las gracias'. Y ni siquiera sé de quién son esos mensajes», agrega el sacerdote salesiano.
El padre Ladnyuk no dudó un solo instante en que tenía que quedarse en su tierra cuando estalló la guerra con Rusia. Dejó su ciudad, Dnipro, y a sus alumnos de la escuela donde impartía clase de Historia, se hizo con una furgoneta y puso rumbo hacia los lugares más devastados del país. «Estoy contento, porque cuando dicen que hay que vivir la vida a tope –y, más aún, vivir la vida sacerdotal a tope–, creo que quedarme es lo más grande que he podido hacer», subraya. «Y cuando te has lanzado, ves que has hecho un montón de cosas buenas, que además has seguido vivo –porque ni siquiera eso se da por supuesto–, que has respondido a las exigencias de tu existencia y que todo eso es bueno», agrega.
«Veo a Dios a través de ti»
Según confiesa el salesiano, «muchos me han dicho: 'Veo a Dios a través de ti'. Así que seguimos ayudando, trabajando en las parroquias, ayudando a los que están en primera línea, por ejemplo la parroquia de Verkhniokamianske, que está rodeada por tres lados por los rusos». «Allí todavía están nuestros feligreses greco-católicos y fui personalmente a llevarles la felicitación de Navidad y luego iré para la Pascua de rito bizantino», explica. «Hace ya dos años que esta gente no viene a la iglesia porque fue alcanzada por una bomba y todo el pueblo quedó destruido. Viven en el sótano, no quieren escapar de este pueblo aunque se lo he pedido muchas veces», asegura.
¿Cómo ayuda un sacerdote en un país en guerra? «Cuando la gente está de duelo, a menudo no escucha con los oídos, sino con el corazón», explica el padre Ladnyuk. «Lo más importante de todo es la presencia, tu presencia. Estar cerca ayuda mucho», asegura. «Por ejemplo, en los primeros días de la guerra, cuando la gente me preguntaba: '¿Dónde está ese Dios? ¿No podemos verlo? Aquí todo está destruido, hay tantos muertos'. Yo no respondía, pero me quedaba con esa gente y entonces me decían: 'Ahora vemos a Dios en tu presencia entre nosotros'», concluye.