Aunque su origen se retrotrae 1.700 años, la basílica que hoy visitan miles de peregrinos es de estilo barroco, obra de una transformación acometida por Francesco Borromini en el siglo XVII. No obstante, los mosaicos del interior, concretamente los del ábside, el ciborio gótico y el pavimento, son de estilo cosmatesco. Este nombre le es dado por el apellido Cosmati, uno de los primeros artesanos que utilizaba el mármol de las antiguas ruinas romanas y los colocaban haciendo formas geométricas.