Francisco aprueba la beatificación de la española Juana de la Cruz sin necesidad de un milagro

El Papa Francisco ha aprobado la 'beatificación equipolente' de sor Juana de la Cruz (Juana Vázquez Gutiérrez), conocida como la «santa Juana de Cubas de la Sagra». Según informa la oficina de prensa del Vaticano, el Santo Padre ha aprobado la beatificación tras una audiencia con el prefecto del dicasterio para las Causas de los Santos, cardenal Marcello Semeraro. Esta decisión se ha tomado sin la necesidad de un milagro acreditado, un requisito generalmente indispensable para los procesos de beatificación y canonización. Así, sor Juana de la Cruz es reconocida como beata sin que sea necesaria, además, una ceremonia para confirmarlo.

Según informó la diócesis de Getafe, el sacerdote diocesano Inocente García de Andrés, vicepostulador de la Causa de Canonización de sor Juana, expresó su alegría ante este reconocimiento del Papa: «Hoy es un día grande para el Convento de Cubas de la Sagra, para las diócesis de Getafe y de Toledo y para la Orden Franciscana».

Asimismo, destacó: «Desde su muerte y durante muchos años tuvo culto público, y hoy, tras un largo camino recorrido, la Iglesia la reconoce como beata y aprueba su culto público. Celebraremos la eucaristía, procesiones y actos públicos en su honor, y de ahora en adelante daremos a conocer a la beata Juana de la Cruz, para amarla más».

Consejera de la realeza

Nacida en Azaña, Toledo, en 1481, se consagró a Dios desde joven, huyendo de un matrimonio arreglado a los 15 años para emprender su viaje hacia la vocación religiosa. A los 28 años, fue nombrada abadesa del monasterio en Cubas de la Sagra, donde dedicó su vida a servir a Dios y a la comunidad, siendo conocida por su sabiduría, dones proféticos y milagrosos.

Su renombre se extendió rápidamente, tanto entre el pueblo como entre la nobleza, siendo protegida por el cardenal Cisneros, y figuras como el Gran Capitán y el Emperador Carlos V acudían a ella en busca de consejo. Sor Juana vivió las virtudes teologales y cardinales, destacándose por su prudencia, mansedumbre y alegría en el servicio a las demás. En 1507, experimentó un «desposorio místico» con la Virgen María, quien la consideraba su hija espiritual, y un año después, comenzó a mostrar los estigmas.

El monasterio donde fue enterrada en Cubas de la Sagra es conocido como el Convento de Santa Juana, y su fama de santidad se ha mantenido a lo largo de los siglos. Cada año, el primer sábado de Pascua, se realiza una peregrinación que rememora su viaje hacia la vocación religiosa, desde la Ermita de Numancia de la Sagra hasta el Monasterio de Santa María de la Cruz, en el mismo camino que recorrió cuando huyó de su destino y abrazó la vida consagrada.

Además de la santidad de Sor Juana, el Monasterio tiene una rica historia relacionada con las apariciones de la Virgen María en 1449 a una pastorcilla llamada Inés Martínez, quien describió a la Virgen como «una Señora muy hermosa, cuyo rostro resplandecía». Estas apariciones ocurrieron en las cercanías de Cubas, y el lugar fue posteriormente conocido como Santa María de la Cruz. En los años siguientes, se documentaron numerosos milagros atribuidos a las intercesiones de la Virgen en ese sitio, consolidando la santidad de la región y la figura de Sor Juana.