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Seminaristas en Tanzania

Seminaristas en TanzaniaObras Misionales Pontificias

Casi 300 jóvenes llenan un solo seminario en Tanzania

El cardenal Rugambwa se preocupa más de «la calidad» de los sacerdotes que de «los números»

Mientras en España los seminarios se vacían, en otros lugares del mundo las vocaciones siguen floreciendo. Pese a la persecución que sufren algunos países como Nigeria, los seminarios del continente africano están a rebosar. Es el caso de Tanzania, donde el 27 % de su población es católica, con cinco seminarios llenos y un sexto recientemente abierto.

El cardenal Protase Rugambwa, arzobispo de Tabora, se ha mostrado agradecido a Dios por el «continuo crecimiento de las vocaciones en el Seminario Mayor San Pablo en Kipalapala». Allí, cerca de 290 jóvenes se forman en Teología en un centro que está a punto de celebrar su centenario.

«No perseguimos números, sino calidad»

Este seminario, proseguía el purpurado, «atiende a todos los territorios eclesiásticos dentro de Tanzania y, en ocasiones, también hay seminaristas de países vecinos». Igualmente, participan de él miembros de otros institutos religiosos y sociedades de vida apostólica.

Es uno de los tres que dirige la Conferencia Episcopal de Tanzania. Fue fundado en 1918 por los Misioneros de África en la archidiócesis de Tabora, cuando aún seguía siendo un Vicariato Apostólico en Unyanyembe. Pasó por varias ciudades: primero en Ushirombo, lugar de la sede del vicariato; después Utinta, que ahora pertenece a otra diócesis; y, por último, en la actual Kipalapala.

Desde la archidiócesis, especialmente a través de la figura de Rugambwa, se cuida al seminario en nombre su Conferencia Episcopal, de la que es miembro del consejo de administración. «Estoy implicado personalmente con mis colaboradores y fieles en diversas actividades y eventos con vistas a los preparativos del centenario que tendrán lugar en la segunda mitad del próximo año y que están ya en marcha», ha comentado.

Seminario Mayor San Pablo, en Kipalapala

Seminario Mayor San Pablo, en Kipalapala

Ante la oleada vocacional, el prelado también asume que hay riesgos a los que hay que hacer frente. «No perseguimos números, sino calidad», especifica. La prioridad es que «los futuros sacerdotes reciban una formación integral. Puede que reciban una preparación intelectual adecuada, por ejemplo, mientras que otras áreas como la formación espiritual o humana sean descuidadas». Rugambwa desea que los ministros actuales y futuros de este seminario sean «para la vida y misión de la Iglesia en Tanzania y en otros lugares».

El seminario de San Pablo recibe apoyo económico de Obras Misionales Pontificias cada año, apoyando así al futuro de la Iglesia por medio de la formación de sacerdotes. En el último curso, como ellos mismos han revelado, han enviado 125.000 euros para el mejor desarrollo del día a día. De esa cantidad, 25.000 han sido destinados a los gastos de lavandería y el resto, cantidad fija anualmente, a sufragar la alimentación, agua, luz y otros desembolsos fijos.

Por ahora, libertad religiosa

Más del 55 % de la población de Tanzania profesa la religión cristiana, mientras que más de un 31 % es musulmana. Su Constitución establece que cada persona tiene «derecho a la libertad de conciencia, de fe, y de elección en cuestiones de religión, incluida la libertad de cambiar de religión o fe». También recoge la igualdad y la no discriminación por motivos religiosos y la prohibición de que los partidos políticos promuevan los intereses de «cualquier credo o grupo religioso».

Todas las organizaciones religiosas, según el marco actual, deben inscribirse en el Registro de Sociedades del Ministerio del Interior, exigiendo el currículo de los dirigentes y una carta de recomendación del prefecto del distrito. En junio de 2019 se aprobó la Ley de Leyes Escritas, considerada como amenaza para los grupos civiles, ya que dota de inmunidad a los altos funcionarios de los tres poderes del Gobierno.

Estos proyectos legales, además de una creciente aparición de grupos extremistas islamistas en la frontera con Mozambique, son elementos intimidantes de la positiva libertad religiosa de la que goza el país.

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