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Jill Biden, Brigitte Macron, Donald Trump y Emmanuel Macron, el sábado en Notre DameGTRES

¿Por qué Francisco no ha ido a la reapertura de Notre Dame?

La ausencia del Pontífice en París se volvió más notable después de que anunciara que sí visitaría Córcega una semana después

La reapertura de la icónica catedral de Notre Dame de París este 8 de diciembre, más de cinco años después del devastador incendio que la dañó gravemente, se esperaba como un evento de resonancia global. Sin embargo, el Papa Francisco no estuvo presente en la ceremonia, a pesar de haber recibido la invitación oficial del presidente francés, Emmanuel Macron. ¿Fue la ausencia del Santo Padre un signo de protesta silenciosa o simplemente una cuestión de agenda?

Desde el Vaticano, la razón oficial ha sido clara: Francisco tenía compromisos ineludibles en Roma durante el fin de semana, particularmente el consistorio para la creación de 21 nuevos cardenales. Por otra parte, Monseñor Éric de Moulins-Beaufort, presidente de la Conferencia Episcopal de Francia, argumentó en una rueda de prensa que el Papa no quería acaparar el foco mediático de lo verdaderamente importante: la catedral. «La estrella de la reapertura de Notre Dame es Notre Dame misma, y el Papa no quiere desviar la atención hacia él en esta ocasión», afirmó el prelado.

Sin embargo, estas explicaciones, aunque plausibles, no han evitado que se especule sobre otros motivos más profundos, que podrían estar relacionados con las tensiones entre Francisco y Macron. Aunque el Pontífice siempre ha mantenido una buena relación con Francia, algunos sugieren que el enfriamiento de los vínculos con el presidente podría haber influido en su negativa a acudir a la reapertura.

El aborto en la Constitución francesa

En los últimos meses, la Santa Sede ha expresado su preocupación y malestar por algunas iniciativas impulsadas por Macron, como la propuesta de incluir el aborto como «derecho» constitucional en la Unión Europea, después de que el país galo se convirtiera en el primer país del mundo en incluirlo en su Constitución, con 267 votos a favor.

Francisco ha sido contundente en sus declaraciones sobre estos temas, calificando el aborto como una tragedia que «no resuelve nada» y a los médicos que lo practican como «sicarios». Además, en respuesta al blindaje de Macron sobre el libre acceso al aborto, la Pontificia Academia para la Vida insistió en un comunicado que «en la época de los derechos humanos universales no puede haber un 'derecho' a suprimir una vida humana».

Otro aspecto que explica la ausencia del Pontífice es su decisión de priorizar las «periferias» de la Iglesia, como ha sido característico en su pontificado. En lugar de estar en París, Francisco tiene programada una visita a Córcega el próximo 15 de diciembre, donde clausurará un congreso sobre religiosidad popular en el Mediterráneo y celebrará una misa.

Este enfoque refleja su intención de acercarse a comunidades menos visibles en lugar de los grandes eventos mediáticos. Además, el Papa ha señalado que, más allá de las ceremonias, la verdadera misión de la Iglesia debe centrarse en las personas. El obispo de Roma siempre ha mostrado reservas sobre convertir la liturgia en un espectáculo de gran escala, especialmente en un contexto donde se preveía que fuera utilizado por Macron para mejorar su imagen y relanzar su mandato.

A pesar de todo, el Papa envió una carta dirigida al arzobispo de París, monseñor Laurent Ulrich, que fue leída por el nuncio apostólico en Francia, monseñor Celestino Migliore, antes del inicio de la misa del 7 de diciembre. En esta, Francisco expresó su alegría por la reapertura de la catedral al culto público y destacó la importancia histórica y espiritual de la icónica iglesia, calificándola como un «testigo secular de la historia nacional» y un «admirable símbolo de fe y arquitectura cristiana». Además, invitó a los católicos franceses a redescubrir su fe a través de este renacimiento simbólico, exhortándolos a ser «piedras vivas» de la Iglesia.