¿Cómo llegó la tradición del belén a España?
La rica herencia de los nacimientos en la península ibérica se debe, concretamente, a dos reyes: Carlos III y su esposa, María Amalia de Sajonia
La tradición de montar el belén en Navidad es una costumbre profundamente arraigada en España y, aunque podría parecer una tradición de toda la vida, no siempre estuvo presente en la península. Su introducción en España estuvo muy vinculada a la labor de las órdenes religiosas, especialmente las franciscanas y clarisas.
Estas órdenes de Italia crearon las primeras representaciones del nacimiento de Jesús, conocidas por su realismo y riqueza de detalles. Fueron estas creaciones las que, con el paso del tiempo, se transformaron en lo que hoy conocemos como el belén tradicional español.
La reina que montó el belén
Los que trajeron la tradición a España fueron, concretamente, dos reyes: Carlos III y su esposa, María Amalia de Sajonia. Cuando Carlos era rey de Nápoles, su mujer se ganó el afecto de sus nuevos súbditos. El matrimonio tuvo trece hijos, aunque no todos sobrevivieron a la adultez.
En su hogar, la reina transmitió a sus hijos una profunda devoción religiosa, especialmente por la Virgen Inmaculada y san Jenaro, patrón de Nápoles. Durante sus años en Nápoles, María Amalia adoptó la tradición local de montar un Belén durante la Navidad, una costumbre que la hacía feliz y que más tarde llevaría con ella a España.
En 1759, tras la muerte de Fernando VI, Carlos fue llamado a ocupar el trono español. Ese mismo año, María Amalia y su familia llegaron a España, instalándose en el Palacio del Buen Retiro. Para esa Navidad, la reina montó un gran Belén con cientos de figuras de Nápoles, trayendo consigo un pedazo de Italia a su nuevo hogar y dando inicio a la tradición del Belén en la corte española.
El Palacio del Buen Retiro de Madrid fue testigo de la instalación de un gran Belén napolitano que incluía más de doscientas figuras, muchas de las cuales eran de una exquisita factura. Además, tras instalarlo, decidió abrir sus puertas para que todo el mundo pudiera admirar esta pieza.
Este gesto hizo que la tradición del belén se extendiera rápidamente, siendo imitada por la aristocracia madrileña y, con el tiempo, llegando a todos los hogares de España. Aunque antes ya existían representaciones navideñas en iglesias y conventos, fue María Amalia quien popularizó la costumbre de montar el belén en el hogar, ganándose el título de «Reina del Belén».
Hoy en día, el pesebre napolitano original, que se conserva con casi un centenar de piezas, es exhibido en el Palacio Real de Madrid cada Navidad, y muchas otras ciudades de España también muestran sus propios belenes en estas fechas.
¿Y el árbol de Navidad?
La tradición del árbol de Navidad, que hoy es inseparable de las celebraciones de fin de año en muchos hogares, tiene sus orígenes en Europa. Aunque el príncipe Alberto de Sajonia es conocido por popularizar el árbol de Navidad en la corte británica tras su matrimonio con la reina Victoria, no fue el primero en traer esta costumbre a las islas británicas.
En 1800, Carlota de Mecklenburg-Strelitz, esposa del rey Jorge III, ya había instalado un árbol decorado en el Palacio de Windsor. El árbol estaba adornado con juguetes, golosinas, y frutos secos, que luego fueron repartidos entre todos los niños presentes, incluyendo los de los sirvientes.
Sin embargo, la verdadera popularización del árbol de Navidad ocurrió con la reina Victoria. En 1848, Illustrated London News publicó una imagen de la familia real reunida alrededor de un árbol de Navidad que marcó un hito, convirtiéndose en un símbolo que inspiró a familias de todas las clases sociales a adoptar esta costumbre.
En España, el árbol de Navidad llegó en 1870 gracias a Sofía Trobetzkoy, esposa del Duque de Sesto. Se dice que instaló el primer árbol de Navidad en su palacio de Alcañices, en Madrid, una costumbre que, con el tiempo, se fue expandiendo desde la nobleza hacia el pueblo, consolidándose como una tradición navideña ampliamente celebrada.
Así, tanto el belén como el árbol de Navidad llegaron a España a través de una mezcla de influencias extranjeras, la labor de la nobleza y la devoción religiosa. Lo que hoy es una de las costumbres más entrañables de la Navidad española, tiene una rica historia llena de vínculos entre la realeza, las órdenes religiosas y las tradiciones internacionales.