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Ciudadanos sirios celebran la caída del régimen de Bashar Al AsadAFP

Un párroco de una iglesia en Siria: «La mayor preocupación ahora es buscar comida para llevar a la mesa»

El padre Bahjat Karakach, sacerdote de la iglesia de San Francisco de Asís, en Alepo, afirma que se están llevando a cabo esfuerzos por «normalizar la vida en la ciudad», aunque «algunos siguen preguntándose qué es lo correcto: si irse o quedarse»

El miedo a los bombardeos ha sido reemplazado por el «peligro del hambre», un drama «real» para la población, que enfrenta una creciente necesidad, según el testimonio del padre Bahjat Karakach, párroco de la iglesia de San Francisco de Asís en Alepo, recogido por Asia News. En palabras del sacerdote, «la mayor preocupación ahora es buscar comida para llevar a la mesa», en un contexto donde los «precios de los alimentos se han disparado» y las carencias básicas son cada vez mayores.

«Nuestra iglesia», explica el padre Karakach, «se ha convertido en un punto de distribución muy conocido en los barrios, pero el aumento del número de personas que piden alimentos nos pone en dificultades porque nuestras posibilidades son limitadas. Es motivo de gran tristeza —añade— que no podamos alimentar a todo el mundo». Ante esta situación, el sacerdote destaca que «la prioridad es alimentar a los niños y a los ancianos», aunque las necesidades básicas, como la electricidad, también son escasas y el combustible, aunque disponible, tiene un costo prohibitivo para muchos.

El padre Karakach también destaca los esfuerzos de las fuerzas de oposición que ahora controlan Alepo por «normalizar la vida en la ciudad». Estas fuerzas, según él, han comenzado a limpiar las calles, distribuir suministros y crear comisiones de seguridad para transmitir una imagen de tolerancia y civilidad. No obstante, el sacerdote señala que persisten profundas incertidumbres: «Algunos siguen preguntándose qué es lo correcto, si irse o quedarse», y temen que «la tolerancia mostrada hoy se convierta mañana en leyes discriminatorias».

El párroco concluye con una reflexión que captura el sentir de una ciudad desgastada por años de sufrimiento: «Toda la esperanza está puesta en que estos acontecimientos puedan ser una oportunidad real para una solución política definitiva, pero mientras esto no se consiga, lo que queda es el miedo y la sensación de peligro con la que la gente de Alepo lleva años conviviendo».