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Los puritanos utilizaron su poder en el Parlamento para prohibir las celebraciones navideñas

Los puritanos utilizaron su poder en el Parlamento para prohibir las celebraciones navideñas

El año en que se canceló la Navidad

Los puritanos partidarios de Oliver Cromwell eran contrarios al ambiente de excesos y consideraban las celebraciones de la Inglaterra de los Tudor opuestas al estilo de vida cristiano

Pasaron once años hasta que los británicos pudieran volver a celebrar la Navidad. Era 1647 y un motín en Canterbury desencadenó más represión contra la celebración del nacimiento de Jesús. El alcalde de esta localidad a 100 kilómetros de Londres ordenó el arresto del dueño de una tienda por cerrar el 25 de diciembre e intentó darle una paliza. Los furiosos vecinos no se quedaron de brazos cruzados, comenzaron a amotinarse y a romper los escaparates de los comercios que sí estaban abiertos. Se levantaban contra las medidas anti-Navidad de su Gobierno, que desde 1645 había prohibido por ley la celebración litúrgica de la Pascua y la Natividad.

Por aquel entonces, en la Inglaterra de los Tudor, los festejos navideños duraban 12 días, llenos de banquetes, conciertos, bailes y desenfreno. Los puritanos partidarios de Oliver Cromwell eran contrarios a este ambiente de excesos y consideraban estas celebraciones opuestas al estilo de vida cristiano. Hacía más de 100 años desde que se habían separado de la Iglesia católica y a partir de 1645 decidieron abolir la Navidad, nada menos que por pagana.

Consideraban que no había ninguna justificación en la Biblia de que Jesús hubiera nacido el 25 de diciembre y por ello, utilizaron su poder en el Parlamento para asegurarse de que no hubiera servicio religioso ese día y que fuese considerado laborable. Dos años después, en su afán por purificar la Iglesia, además de cerrar los templos, terminaron prohibiendo toda celebración: los villancicos, la hiedra y las coronas y las cenas. La población seguía colgando muérdago y otras decoraciones en las calles, pero el Parlamente desplegó a sus soldados para quitar las guirnaldas y las bolas y disolver las reuniones clandestinas.

Además de en Canterbury, los habitantes de varias ciudades tomaron la calle en oposición a los parlamentarios. El día de Navidad de 1647 hubo levantamientos también en Norwich, Bury St. Edmunds e Ipswich, donde intentaron obligar a los propietarios de las tiendas a mantenerlas cerradas. La represión antinavideña fue en aumento con los años. En 1652 comenzaron a multarse a todos aquellos que contravenían la prohibición.

Los monárquicos aprovecharon la ocasión para hacer campaña a su favor, pero hasta la muerte de Cromwell y el ascenso de Carlos I al trono en 1660, la Navidad no fue devuelta a los ingleses. Estas medidas puritanas también se extendieron al otro lado del charco. Las celebraciones navideñas estuvieron prohibidas en Massachusetts por las mismas razones entre 1659 y 1681.

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