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El Papa Francisco ha enviado una conmovedora carta a todo el pueblo ucraniano

El Papa Francisco ha enviado una conmovedora carta a todo el pueblo ucranianoGTRES

La conmovedora carta que el Papa Francisco ha enviado al pueblo ucraniano

«En tu cielo retumban sin cesar el siniestro estruendo de las explosiones y el inquietante sonido de las sirenas. Tus ciudades son azotadas por bombas», ha señalado Francisco

La Santa Sede ha hecho pública la carta que el Papa Francisco ha enviado al pueblo ucraniano en medio del sufrimiento por la guerra. El Santo Padre ha orado frecuentemente por la «Ucrania martirizada» en sus audiencias públicas desde que Rusia lanzó su invasión a gran escala el pasado febrero.

Su carta al pueblo ucraniano fue firmada una semana después de que se reuniera en privado con el arzobispo ucraniano Mieczysław Mokrzycki de Lviv y el obispo Jan Sobiło, obispo auxiliar de Kharkiv Zaporizhia en Ucrania y que el Secretario de Estado del Vaticano ofreciera una Misa por la paz en Ucrania. Algunos de los pasajes son verdaderamente conmovedores:

«En tu tierra, desde hace nueve meses, se ha desatado la absurda locura de la guerra. En tu cielo retumban sin cesar el siniestro estruendo de las explosiones y el inquietante sonido de las sirenas. Tus ciudades son azotadas por bombas mientras lluvias de misiles causan muerte, destrucción y dolor, hambre, sed y frío. En vuestras calles, muchos han tenido que huir, dejando sus hogares y seres queridos. Junto a tus grandes ríos fluyen ríos de sangre y lágrimas cada día».

«Quisiera unir mis lágrimas a las tuyas y decirte que no hay día en que no esté cerca de ti y no te lleve en mi corazón y en mis oraciones. Tu dolor es mi dolor. En la cruz de Jesús hoy os veo a vosotros que sufrís el terror desatado por esta agresión. Sí, la cruz que martirizó al Señor revive en los suplicios encontrados en los cadáveres, en las fosas comunes descubiertas en varias ciudades, en esas y en muchas otras imágenes sangrientas que han entrado en nuestras almas, que levantan un grito: ¿por qué? ¿Cómo pueden los hombres tratar a otros hombres así?»

Que Nuestra Señora, Madre suya y nuestra, os cuide. A su Inmaculado Corazón, en unión con los obispos del mundo, he consagrado la Iglesia y la humanidad, especialmente vuestro país y Rusia. A su Corazón de Madre, presento vuestros sufrimientos y vuestras lágrimas»

...para que no os quedéis solos hoy y especialmente mañana, cuando la tentación de olvidar vuestro sufrimiento tal vez vengaPapa Francisco

Posteriormente recuerda el trágico genocidio del Holodomor, la hambruna provocada por Stalin en la Ucrania soviética que mató a millones de personas entre 1932 y 1933, y la fortaleza continua del pueblo.

«Incluso en la inmensa tragedia que está sufriendo, el pueblo ucraniano nunca se ha desanimado ni se ha entregado a la autocompasión. El mundo ha reconocido a un pueblo audaz y fuerte, un pueblo que sufre y ora, llora y lucha, resiste y espera: un pueblo noble y martirizado», escribe Francisco.

Que él cumpla las justas expectativas de vuestros corazones, sane vuestras heridas y os dé su consueloPapa Francisco

«Sigo estando a vuestro lado con el corazón y la oración, y con preocupación humanitaria para que os sintáis acompañados, para que no os acostumbréis a la guerra, para que no os quedéis solos hoy y especialmente mañana, cuando la tentación de olvidar vuestro sufrimiento tal vez venga».

«Madre suya y nuestra, Nuestra Señora, vela por vosotros. A su Inmaculado Corazón, en unión con los Obispos del mundo, he consagrado la Iglesia y la humanidad, especialmente vuestro país y Rusia. A su Corazón de Madre presento vuestros sufrimientos y vuestras lágrimas. A ella, que, como escribió un gran hijo de vuestra tierra, 'trajo a Dios a nuestro mundo', no nos cansemos nunca de pedir el anhelado don de la paz, en la certeza de que 'nada es imposible para Dios' (Lc 1 :37). Que él cumpla las justas expectativas de vuestros corazones, sane vuestras heridas y os dé su consuelo. Estoy con ustedes, rezo por ustedes y les pido que oren por mí», finaliza la carta del Papa Francisco.

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