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inés García Beltrán con Benedicto XVI

El obispo de Getafe: «La relación de Benedicto con España era de afecto y admiración»

Monseñor Ginés Ramón García Beltrán señala a El Debate que era «un privilegio» poder escuchar al entonces cardenal Ratzinger

Monseñor Ginés Ramón García Beltrán fue nombrado obispo de Guadix por Benedicto XVI el 3 de noviembre de 2009. En febrero de 2016 fue nombrado consiliario nacional de la Asociación Católica Propagandistas (ACdP). Experto en comunicación el 13 de julio del mismo año pasó a formar parte de la la Secretaría para la Comunicación de la Santa Sede. En la Asamblea de Obispos del Sur de España desempeñó el cargo de delegado para los Medios de Comunicación Social hasta su traslado a Getafe como obispo en febrero de 2018.

–¿Cómo fue su relación con Benedicto XVI?

–El Papa Benedicto XVI me nombró obispo de Guadix en 2009. Tuve la oportunidad de saludarlo en una audiencia general antes de ser ordenado obispo, y ya encontré en él una capacidad de acogida y escucha sorprendente. En ese momento me alentó a confiar en el Señor ante la nueva llamada que me hacía.

Volví a encontrarlo en el curso que realizamos en Roma los nuevos obispos. Esta vez nos recibió en Castel Gandolfo. Al decirle que era de España, exclamó con gran expresividad y alegría: «¡España!», y después de algunas palabras de aliento, me dijo: «nos vemos pronto».

Y, efectivamente, nos volvimos a ver al poco tiempo en Santiago de Compostela y en Barcelona, en la consagración de la Sagrada Familia. Otras veces lo he podido saludar con motivo de algunos de mis viajes a Roma.

Sin embargo, no quiero olvidar los encuentros que tuve con el cardenal Ratzinger, entonces Prefecto de la Doctrina de la Fe, en mi tiempo de estudiante en Roma, cuando cada día cruzaba la plaza de San Pedro, con toda sencillez (sotana negra, cartera y boina), y saludaba a todos. Después creo que ese corto paseo se hizo más difícil.

–¿Qué es lo que usted se queda de los momentos de encuentro personal que pudo vivir con el Papa?

–En primer lugar, era un privilegio escucharlo. Su sabiduría, su claridad y profundidad al tratar cualquier tema. Unía el rigor científico, la profundidad y la pedagogía para transmitir las verdades de la fe en medio de la confusión de nuestra cultura.

Benedicto XVI siempre era sugerente e interpelante en sus alocuciones y en sus escritos. Aparecía clara la figura de un gran teólogo, uno de los más grandes del siglo XX, pero al mismo tiempo transmitía la hondura de la fe, experiencia de Dios. Era un verdadero Padre de la Iglesia, un Doctor de la Iglesia de nuestro tiempo. Creo que la historia lo hará más grande.

Pero al mismo tiempo sus gestos, su expresividad, la vivacidad de sus ojos trasmitían humildad y paz. Era un hombre amable, que te miraba y te escuchaba de verdad.

Siempre me ha llamado la atención de este Papa su honestidad, honestidad intelectual y también espiritual. La decisión de dejar el ejercicio del ministerio petrino con la elegancia que lo hizo demuestran esa honestidad que solo tienen los grandes.

Benedicto XVI no tenía la personalidad arrolladora de san Juan Pablo II, sin embargo, transmitía y llegabaGinés García BeltránObispo de Getafe

–¿Cómo era la relación de Benedicto XVI con España, y con la Iglesia en España?

–Creo que la relación con España era de afecto y admiración. Han sido muchos los testimonios en este sentido. Sus tres viajes apostólicos a España demuestran ese afecto. Viajes que son referencia en su magisterio: la familia en Valencia, la cultura y las raíces cristianas de Europa en Santiago de Compostela y Barcelona, y la juventud en la JMJ de Madrid.

Después sus referencias siempre agradecidas y llenas de esperanza en el futuro al hablar de España y de su obra evangelizadora. Además, no podemos olvidar la declaración de san Juan de Ávila como Doctor de la Iglesia en 2012.

–Usted es un experto en comunicación, y miembro del Dicasterio para la Comunicación de la Santa Sede. Se dice que Benedicto XVI era tímido y académico, y por tanto no era un Papa mediático. Ahora bien, cuando vemos el recuerdo que ha dejado en tantas personas, nos damos cuenta de que su comunicación era capaz de crear una relación con las personas. ¿Cómo fue la relación de Benedicto XVI con los medios de comunicación?

–Benedicto XVI no tenía la personalidad arrolladora de san Juan Pablo II, quizás tampoco su arte de comunicador, sin embargo, transmitía y llegaba. No quiso nunca imitar a su antecesor, prueba de su inteligencia. Recuerdo la JMJ de Colonia, el Papa Benedicto supo atraer a los jóvenes y sintonizar con ellos. Sus gestos eran expresivos y llegaban por la humildad y la dulzura que transmitían.

La gente sencilla, como se está demostrando en estos días, lo sentía cercano, acogedor, lo percibía como un padre bueno. Afortunadamente hay muchos católicos que en el Papa ven al Papa, sea quien sea, y esto lo hemos vivido, y lo estamos viviendo en la vida y en la muerte del Papa Ratzinger. Cuando uno estaba cerca de Benedicto XVI se sentía en casa.

Desgraciadamente no todos los medios de comunicación han sabido captar, o al menos, no han trasmitido una imagen veraz de este hombre grande. Quizás no son los medios, sino la ideología que los sustenta las que han querido presentarnos una imagen distorsionada e interesada de un hombre bueno, de un gran pensador, de una Papa grande. La historia será juez cuando nosotros ya no estemos.

A mí me queda el agradecimiento a Dios por este hombre de Dios que nos ha enseñado que la fe es para la vida, que es la luz y la fortaleza para seguir caminando, puestos los ojos en el guía de nuestra salvación: Jesucristo.