Francisco llega a la República del Congo para denunciar el «genocidio olvidado»
El Papa ha deplorado la violencia que «devora» a este país africano ante la indiferencia de la comunidad internacional
En su primer discurso en la República Democrática del Congo, el Papa Francisco lanzó este martes un vibrante llamamiento contra la explotación de África por parte de las potencias extranjeras.
Ante las autoridades civiles reunidas en el Palacio de la Nación, el Papa se unió al presidente Félix Tshisekedi para defender la soberanía congoleña frente a la codicia de países extranjeros, pero al mismo tiempo exigió elecciones «transparentes y creíbles», expresando su firmeza ante un presidente cuya elección había sido impugnada por la Iglesia local.
El Papa, que llegó como «peregrino de la reconciliación y la paz», deploró la violencia que «devora» a este país africano ante la indiferencia de la comunidad internacional, así como la lacra del trabajo infantil y el tribalismo.
El Papa no se anduvo con rodeos ante las autoridades congoleñas reunidas en el Palacio de la Nación de Kinshasa. Sin mencionarlos directamente, criticó a las fuerzas que están poniendo en peligro la «integridad territorial» de la República con «despreciables intentos de fragmentar el país».
El este de la República Democrática del Congo está actualmente bajo el yugo de varias milicias. La región de Goma está amenazada desde hace varios meses por el M23, grupo armado compuesto principalmente por ruandófonos del norte del Congo, que podría estar a las órdenes de Ruanda.
Crueles atrocidades
Unos minutos antes, en su discurso de bienvenida, el presidente Félix Tshisekedi había expresado su tristeza por la existencia en la República Democrática del Congo de una «zona de ruptura de la paz en la que, además de grupos armados, potencias extranjeras ávidas de los minerales contenidos en nuestro subsuelo cometen crueles atrocidades, con el apoyo directo y cobarde de nuestro vecino Ruanda».
El presidente afirmó: «Gracias a la inacción y al silencio de la comunidad internacional, ya se ha arrebatado la vida a más de 10 millones de personas», refiriéndose a las tres décadas de guerra que han afligido a la población congoleña.
«Mujeres inocentes, incluso embarazadas, son violadas y destripadas, jóvenes y niños son degollados, familias, ancianos y niños son condenados a desafiar la fatiga y el agotamiento para alejarse de sus hogares en busca de paz, a causa de las exacciones cometidas por estos terroristas al servicio de intereses extranjeros», tronó el jefe del Estado.
Indiferencia internacional
El Papa, por su parte, lamentó la actitud de la comunidad internacional, que «casi se ha resignado a la violencia» y «al derramamiento de sangre en este país». «Debemos saber lo que está ocurriendo aquí», insistió Francisco, refiriéndose a «millones de muertes».
En el Este del país, la prolongada presencia de fuerzas de paz de la ONU -muy denostadas por parte de la población local- no ha contribuido a reducir las tensiones. Allí, la inseguridad, la pobreza, el hambre, las enfermedades y la emigración son la suerte de cientos de miles de congoleños.
El Papa concluyó sus palabras denunciando ante el presidente «el genocidio olvidado que sufre la República Democrática del Congo», suscitando el espontáneo aplauso de unos mil dignatarios reunidos en el Palacio de la Nación.
Cuadragésimo viaje internacional de Francisco
La República Democrática del Congo constituye la primera etapa de su cuadragésimo viaje apostólico internacional. El 3 de febrero, su peregrinación «ecuménica de paz» culminará en Sudán del Sur.
Francisco es el segundo Papa que realiza un viaje apostólico a la República Democrática del Congo y el primero en viajar a Sudán del Sur, una nación que existe como entidad autónoma sólo desde el 2011.