El número tres del Vaticano reconoce que hubo «deficiencias» y «clientelismo» en las finanzas
Peña Parra afirmó que todo el proceso relativo a la compra y posterior venta de un edificio en Londres, investigada por ser supuestamente fraudulenta, fue «realmente un Vía Crucis» en el que firmaron contratos personas sin potestad para ello
Edgar Peña Parra, el arzobispo adjunto de la Secretaría de Estado vaticana y tercer hombre con más poder en la Santa Sede, afirmó que hubo «clientelismo» y «deficiencias» en la gestión de las finanzas durante una audiencia del juicio por presuntas irregularidades financieras.
Peña Parra afirmó que todo el proceso relativo a la compra y posterior venta de un edificio en Londres, investigada por ser supuestamente fraudulenta, fue «realmente un Vía Crucis» en el que firmaron contratos personas sin potestad para ello, recogieron los medios de comunicación locales.
«De hecho, doblamos el Vía Crucis, porque el Señor cayó tres veces, nosotros seis», afirmó el venezolano ante el tribunal vaticano.
La declaración de Peña Perra era muy esperada en el proceso, ya que se trata de la persona de más alto rango que intervendrá en el proceso, después de que se descartara a principios de año la intervención del papa Francisco y se aplazara la decisión sobre la eventual presencia del secretario de Estado, Pietro Parolin.
El arzobispo contó que decidió adquirir el 100 % del edificio de Londres al poco tiempo de tomar posesión del cargo en 2018, después de que el sacerdote Alberto Perlasca, entonces responsable administrativo de la Secretaría de Estado, le recomendara hacerlo para no perder «toda la inversión».
Sin embargo, el venezolano paralizó el proceso y pidió más documentos al comprobar que días antes, el 22 de noviembre de 2018, Perlasca había suscrito un contrato marco y otro de compra de acciones con un agente inmobiliario, Molise Gianluigi Torzi, sin su autorización.
«No me dijo nada. Supe que las cosas estaban firmadas al recibir los contratos el día 24», afirmó Peña Parra, al tiempo que afirmó que Perlasca no tenía potestad para firmar esos acuerdos.
Ante la duda, Peña Parra confió en las garantías que ofreció el abogado Nicola Squillace, para luego descubrir que este hombre en verdad trabajaba para Torzi, quien se quedó con todas las acciones con derecho a voto, mientras que el Vaticano no tenía poder de decisión.
En ese callejón sin salida informó al papa Francisco, quien según su versión decidió romper los negocios, recomprar el inmueble y venderlo posteriormente.
Gestión opaca y clientelismo
De acuerdo con Peña Parra, esta manera irregular y opaca de gestionar las finanzas era una constante por parte de Perlasca y su superior, el cardenal Angelo Becciu, quien entre 2011 y 2018 ejerció como número dos de la Secretaría de Estado vaticano y al que el Papa retiró sus derechos cardenalicios por ser el principal implicado en la trama.
El purpurado está imputado con otras 9 personas en este juicio que desde julio de 2021 trata de esclarecer supuestas irregularidades en la Secretaría de Estado vaticana y la compra del edifico en Londres.
De este modo, Peña Parra relató las «deficiencias» en el cumplimiento de normas contables y que, por ejemplo, la Santa Sede solo contaba con un proveedor para rosarios y otros materiales, favorecidos por una red de «clientelismos» y «favoritismos».