Mediación del Papa en Ucrania: los primeros resultados y los nuevos problemas
Francisco, que ha desempeñado un papel decisivo en la liberación de prisioneros de guerra en los dos bandos, ahora pide a Kiev respetar a los monjes del monasterio ortodoxo más icónico del país, que obedecen al Patriarcado de Moscú
El Papa Francisco no ha logrado abrir negociaciones de paz entre Moscú y Kiev, algo que sigue intentado desde el minuto cero de la invasión rusa; ahora bien, está logrando mediaciones que permiten resultados tangibles, como la liberación de prisioneros de guerra.
Y lo hace consciente de que buscar la mediación entre las dos partes en conflicto, en estos momentos, supone un serio riesgo de fracaso, poniendo así en juego su autoridad moral como obispo de Roma. Pero para él la paz exige asumir riesgos.
Lo confirma Myroslav Marynovych, militante por los derechos humanos desde los tiempos de la Unión Soviética, cofundador del Grupo Helsinki en Ucrania, y vicerrector de la Universidad greco-católica de Lviv, cuando reconoce que «el papel del Papa es bien conocido por las madres y esposas de ucranianos capturados por los rusos».
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«Los esfuerzos de Francisco en este ámbito han sido y siguen siendo enormes», explica el profesor. Es hipócrita el que los políticos se atribuyan el mérito principal de la liberación de los presos. El Papa calla con razón. Pero su papel es bien conocido por las madres y esposas de nuestros conciudadanos capturados por los rusos, que a menudo se dirigen al pontífice para pedir su intervención».
Listas de prisioneros
Marynovych sabe de primera mano de qué habla. Ha formado parte de los representantes de la delegación de Ucrania que han visitado al Papa en el Vaticano, junto al consejero para asuntos religiosos del presidente Volodímir Zelenski, y agregados militares.
En más de una ocasión, Ucrania le ha entregado listas con los nombres de los prisioneros en manos de las autoridades rusas. El pontífice ha utilizado sus buenos contactos con el embajador de Rusia ante la Santa Sede, Alexander Avdeev, para lograr intercambios.
«Las personas consagradas a la oración son el sostén del pueblo de Dios
Expulsión de monjes ortodoxos
Pero como suele suceder con frecuencia, el mediador puede ser víctima de fuego cruzado. Es lo que ahora le podría suceder al Papa. Y es que, armado de imparcialidad, he decidido exigir a Zelenski y a las autoridades ucranianas, incluidas las religiosas, el respeto de la libertad de los ortodoxos que en ese país son fieles al patriarcado de Moscú.
A petición del patriarca ortodoxo de Moscú, Kirill, el pontífice pidió el 15 de marzo que Ucrania respete a los monjes del Monasterio de las Cuevas, en Kiev. Se trata de uno de los lugares más sagrados para los ortodoxos rusos. Fundado en 1051, constituye el monasterio más antiguo de Ucrania, origen de la misma Iglesia Ortodoxa Rusa (tras el bautismo de la Rus de Kiev). Recibe el nombre de las cuevas en las que se retiraron los primeros ermitaños, que según la tradición procedían del Monte Athos.
Incluso después de que los tártaros destruyeran Kiev, en 1240, los monjes permanecieron en las cuevas hasta el periodo soviético, cuando Moscú convirtió el recinto en un museo. Con la caída de la Unión Soviética, la administración quedó en manos del Estado ucraniano, y monjes de todas las jurisdicciones ortodoxas encontraron un lugar en las celdas monásticas bajo la dirección oficial del clero del Patriarcado de Moscú. En 1990, el recinto fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Las autoridades de Ucrania han dado de plazo hasta finales de marzo para que los monjes obedientes al Patriarcado de Moscú abandonen el recinto sagrado.
«Pido a las partes en guerra que respeten los lugares religiosos», afirmó el Papa. «Las personas consagradas a la oración, cualquiera que sea la confesión a la que pertenezcan, son el sostén del pueblo de Dios».
Centro de ideologización
Como es lógico, a los líderes ucranianos no les ha gustado para nada la reivindicación del Papa, en defensa de libertad religiosa. En particular, la Iglesia Ortodoxa de Ucrania, que ha roto todos los lazos con Moscú, justifica la decisión de las autoridades ucranianas por considerar que ese monasterio «se ha transformado en un centro de promoción de la Russkiy Mir», ideología que constituye, según él, «el fundamento y justificación para la guerra de Rusia contra Ucrania».
El 14% de los ucranianos se considera seguidor del Patriarcado de Moscú
La Iglesia Ortodoxa de Ucrania en una declaración oficial de su máximo líder, el obispo metropolitano Epifanio de Kiev y de toda Ucrania, recuerda que el patriarca Kirill fue un agente de los servicios soviéticos y anuncia que los monjes podrán permanecer en ese monasterio si rechazan la obediencia al Patriarcado Ortodoxo de Moscú.
La libertad religiosa, en juego
Asimismo, Epifanio, que en diciembre de 2018 fue elegido primado de la Iglesia Ortodoxa Autocéfala de Ucrania, en un acto de rebeldía contra el Patriarcado de Moscú, pide que el Parlamento ucraniano (la Rada Suprema) adopte una ley estatal que prohíba la presencia de las parroquias, monasterios y comunidades que obedezcan al Patriarcado de Moscú.
Una encuesta de 2020 realizada por el Centro Razumkov, con sede en Kiev, reveló que el 34 % de los ucranianos se identifica como miembro de la Iglesia Ortodoxa de Ucrania, mientras que el 14% se considera seguidor del Patriarcado de Moscú. Estos porcentajes han podido cambiar con la invasión rusa de Ucrania, pero no hay estudios actualizados.
Por su parte, el patriarca Kirill ha calificado de «deplorable» el hecho de que «mientras los líderes de Ucrania declaran su compromiso con las normas democráticas, con la senda europea de desarrollo, con el respeto de los derechos humanos y de las libertades, estos mismos derechos y libertades son violados de la manera más ultrajante».
«La misión de paz del Papa es imposible, pero necesaria»
A nivel político, el Papa no tenía nada que ganar exigiendo a Ucrania el respeto de la libertad religiosa de los ortodoxos fieles a Moscú y mucho que perder entre esa población martirizada, pero está convencido de que la paz exige una mediación lo más imparcial posible.
Ahora sus ojos están puestos en el viaje que realizará a la Hungría de Víktor Orbán, del 28 al 30 de abril, una ocasión única para poder ser escuchado por Vladimir Putin y pedirle que recapacite. El pontífice ha declarado su disponibilidad para viajar a Kiev y Moscú.
Deber de un Papa
Myroslav Marynovych considera que «es natural que un Papa intente acercar a las dos partes en conflicto. Así que una visita a las dos capitales parece deseable y justificada, sobre todo porque en la historia de la Santa Sede se dio la gloriosa página de la mediación en la crisis de Cuba de 1962».
Ahora bien, Marynovych reconoce que esta mediación es casi imposible, pues requiere «conciliar, por un lado, el deseo ucraniano de preservar su libertad y su condición de Estado y, por otro, la ambición rusa de acabar con esa condición de Estado y revivir un imperio disuelto».
«¿Es posible negociar a partir de estas premisas?», se pregunta el activista por los derechos humanos. «El Papa nos enseña que es necesario otear el horizonte en busca de posibilidades aún no visibles o exploradas».