¿Qué es la bendición `Urbi et Orbi´ que el Papa otorga el Domingo de Resurrección?
El término latino quiere decir « a la ciudad y al mundo» y proviene de la fórmula con la que comenzaban las proclamas solemnes ya en el Imperio romano
Urbi et Orbi es la bendición que el Papa imparte desde Roma para el mundo entero. Solo tiene lugar dos veces al año: el Domingo de Resurrección y el día de Navidad. En español, este término latino quiere decir «a la ciudad y al mundo» y proviene de la fórmula con la que comenzaban las proclamas solemnes ya en el Imperio romano.
Además de en esas dos ocasiones, el Urbi et Orbi también se imparte cuando un Pontífice es elegido, en el momento en el que se presenta ante su diócesis y todo el mundo como nuevo sucesor de Pedro. Se trata de la bendición más solemne que un Papa puede dar y siempre lo ha hecho desde el balcón central de la Basílica ante la plaza de San Pedro del Vaticano.
Traducción al español:
- Los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, de cuyo poder y autoridad estamos seguros, pueden interceder para nosotros al Señor. Amén.
- Por a las oraciones de la siempre Virgen María bendecida, bendecido el Arcángel Miguel, bendecido Juan el Bautista, y los apóstoles santos Pedro y Pablo, y todos los santos: puede Dios todopoderoso tener piedad por Usted, perdonarle sus pecados, y Jesús Cristo le puede traer a vida siempre duradera. Amén.
- El señor omnipotente y caritativo os conceda legado, distribución y perdón de todos Vuestros Pecados, un período de arrepentimiento auténtico y fértil, un corazón siempre penitente y mejora de la vida, la piedad y consuelo del Espíritu Santo, y la perseverancia final en buenas obras. Amén.
- Y la bendición del Dios omnipotente, del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo viene en vosotros y permanece en casa en caso de vosotros siempre. Amén.
Para los católicos, la bendición Urbi et Orbi significa obtener la remisión por las penas de los pecados ya perdonados en la Confesión, es decir, confiere indulgencia plenaria bajo las condiciones que establece el Derecho Canónico: haber confesado y comulgado, y no haber caído en pecado mortal. Esta se cumple aunque no se esté de forma presencial en la Plaza de San Pedro, ya que se puede recibir a través de la televisión, la radio o internet.
De manera extraordinaria, por la pandemia del coronavirus, el Papa Francisco dirigió una Adoración Eucarística pro primera vez, y otorgó la bendición al mundo desde una desierta plaza del Vaticano el viernes 27 de marzo de 2020.