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La reliquia del milagro de Santa Pudenziana se conserva en el monasterio de AndechsFacebook

El milagro eucarístico en Roma del que queda la huella 1.500 años después

La huella de una hostia milagrosa ha quedado impresa en el escalón de una importante iglesia de la capital de Italia

La huella de una hostia milagrosa quedó impresa en un escalón de una importante iglesia de la capital de Italia y está presente desde hace mil quinientos años, precisamente desde el año 595 en la basílica de Santa Pudenziana.

Hospitalidad para san Pedro

La iglesia es una de las más antiguas y fascinantes de Roma, y se remonta a la época romana. Según la mayoría de los historiadores, el senador romano Pudentius dio hospitalidad al apóstol Pedro en su casa, que se alzaba justo donde la iglesia descansa sobre sus cimientos. Se dice que el nombre de la iglesia, según informa la agencia de noticias Zenit, deriva del nombre de la hija del senador. Pudenziana y su hermana Práxedes, aunque nunca fueron martirizadas, se hicieron famosas porque, tras su ejecución, extrajeron sangre de mártires.

La iglesia dedicada a Pudenziana es conocida porque «alberga» el testimonio visible del milagro eucarístico. En realidad, la reliquia (es decir, la hostia) del milagro de Santa Pudenziana se conserva en el monasterio benedictino de Andechs, en Alemania. Pero el hecho ocurrió en Roma en el año 595 durante una celebración eucarística presidida por el Papa San Gregorio Magno.

En el momento de recibir la Sagrada Comunión, una noble romana comenzó a reír porque le asaltaban dudas sobre la verdad de la presencia real de Cristo en el pan y el vino consagrados. El Papa entonces, perturbado por su incredulidad, decidió no comulgar e inmediatamente las especies de pan cambiaron a carne y sangre. En ese momento la mujer supuestamente se arrodilló, llorando, arrepentida por haberse burlado de Jesús.

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22 milagros reconocidos

Entre las obras más importantes en las que se menciona este milagro eucarístico se encuentra la Vita Beati Gregorii Papae, escrita por el diácono Pablo en 787.

Además de este relato, se transmite otro que también tuvo lugar en la basílica de Santa Pudenziana. Se dice que un sacerdote, que no creía en la presencia de Jesús en la Eucaristía y que dejó caer inadvertidamente la hostia consagrada, vio la huella de la partícula y una mancha de sangre en el suelo, que aún son visibles en los escalones de la capilla Caetani de la misma iglesia.

El de Roma es uno de los 22 milagros eucarísticos reconocidos oficialmente por la Iglesia en Italia. Estos milagros siempre tienen que ver con la Eucaristía. Suelen ocurrir con la transformación de la hostia consagrada en carne o del vino en sangre, o con el sangrado de la hostia. En la mayoría de estos casos, el suceso se habría producido mientras celebraba misa un sacerdote que dudaba de la realidad de la transubstanciación (es decir, de la conversión de la hostia y el vino en el cuerpo y la sangre de Cristo).

Muchos prodigios de este tipo se habrían producido durante acontecimientos que habrían puesto en peligro las hostias consagradas: profanaciones, robos, incendios u otros. Tales prodigios habrían procurado la salvación o recuperación de la hostia y la captura o arrepentimiento del profanador o ladrón. A menudo, las hostias consagradas que fueron objeto del milagro se conservan como reliquias.