Francisco muestra su preocupación con la mundanidad: «una trampita que se mete poco a poco»
La advertencia del Papa es clara: «Si no cambias hacia lo alto, vas hacia atrás, y entonces asumes criterios de cambio distintos a los que la propia fe te da para crecer y cambiar. Y los efectos sobre la moral son devastadores»
La conversación del Papa Francisco con jesuitas en Lisboa dio para mucho más que cuestiones doctrinales. Sexualidad, cultura, diálogo con el mundo asomaron en la entrevista que ha publicado la revista La Civiltá Cattolica.
Afectividad y sexualidad
Un estudiante de filosofía preguntó al Pontífice «cómo cuidar más y mejor nuestra formación como jesuitas a nivel afectivo, sexual, corporal». Francisco subrayó su preocupación por una «sociedad mundanizada» en la que vivimos. «Hoy el problema serio son los refugios escondidos de búsquedas de sí mismo, que muchas veces van por la sexualidad y muchas veces van por otro lado. Me preocupa cuando la mundanidad se mete en la vida consagrada», dijo el Papa según informa agencia AICA.
Búsqueda de vocaciones
El Santo Padre tiene claro que «hoy, la inserción con los pobres nos ayuda a nosotros mismos, nos evangeliza. San Ignacio nos pide hacer un voto, el de no cambiar la pobreza en la Compañía, a menos que se haga más estrecha todavía. Hay una intuición ahí, un espíritu de pobreza que tenemos que tener todos».
Preguntado también por la falta de vocaciones que vive la Compañía de Jesús en estos momentos, respondió: «Yo diría que, para la vocación de hermanos, no hay que buscar candidatos –eso lo hará el Señor–, pero tenemos que encontrarlos y abrir las puertas para encontrar en tantos jóvenes esta posibilidad».
En un Sínodo, el protagonista es el Espíritu Santo
Resistencias y actitudes reaccionarias
Otro de los principales temas de la conversación fue la tensión intraeclesial, de ahí el «indietrismo», la «actitud reaccionaria» en algunas realidades eclesiales y la resistencia al Concilio Vaticano II. «Muchos cuestionan las enseñanzas del Vaticano II sin nombrarlo», respondió a un religioso que quedó impresionado por haber visto «a tantos, incluso obispos, criticar su manera de dirigir la Iglesia» durante su estancia en EEUU. «La pertenencia a un sector de la Iglesia reemplaza la pertenencia a la Iglesia... Y cuando en la vida abandonas la doctrina para reemplazarla por una ideología, has perdido, has perdido como en la guerra».
Homosexualidad
Una vez más el Papa reiteró la llamada a acoger a las personas homosexuales en la Iglesia. «Es evidente que hoy el tema de la homosexualidad es muy fuerte, y la sensibilidad al respecto cambia según las circunstancias históricas», aclara Francisco, «hay que aplicar a cada uno la actitud pastoral más adecuada. Pero todos, todos, están llamados a vivir en la Iglesia: no lo olviden nunca». «Lo que no me gusta nada, en general, es que se mire con lupa el llamado 'pecado de la carne', como se hizo durante tanto tiempo con el sexto mandamiento. Si explotabas a los trabajadores, si mentías o engañabas, no importaba, y en cambio eran relevantes los pecados por debajo de la cintura» continúa el Papa denunciando la hipocresía que hay en el mundo.
Alegrías y pesares del Santo Padre
Los jesuitas portugueses también se interesaron por las alegrías y preocupaciones del Pontífice, a lo que les respondió que «la alegría que más tengo presente es la preparación al Sínodo. La alegría de ver cómo, de los pequeños grupos parroquiales, van surgiendo reflexiones muy bonitas y hay gran fermento». Aunque recuerda que «la sinodalidad no es una cuestión de preferencias. En un Sínodo, el protagonista es el Espíritu Santo», recordó Francisco que ya se prepara para visitar Mongolia en un nuevo viaje apostólico «a las periferias existenciales».