Firma de un protocolo de acuerdo para la asistencia dental a los pobres
El Papa quiere ofrecer tratamiento dental gratuito para los necesitados del entorno del Vaticano
En este ambulatorio del Dicasterio para el Servicio de la Caridad, creado en 2015 a instancias del papa Francisco, se ofrece atención gratuita gracias al compromiso de 60 médicos, enfermeros y voluntarios
El Papa, a través de su cardenal y limosnero Konrad Krajewski, busca un acuerdo para la atención odontológica de las personas sin hogar que acuden a diario al ambulatorio Madre de la Misericordia abierto por el propio Francisco en la columnata de la Plaza de San Pedro. En este protocolo de acuerdo han participado, además del representante del Santo Padre, el Dicasterio para el Servicio de la Caridad, la Universidad UniCamillus y la clínica Madonna della Fiducia de Roma.
Asistencia dental gratuita
En este ambulatorio del Dicasterio para el Servicio de la Caridad, creado en 2015 a instancias del papa Francisco, se ofrece atención gratuita gracias al compromiso de 60 médicos, enfermeros y voluntarios. Cada año, de hecho, se prestan más de 14.000 servicios sanitarios, incluidos exámenes más específicos como cardiológicos, ortopédicos y de laboratorio, a unas 6.000 personas.
Krajewski ha explicado, según Vatican News que «los médicos realizarán primero un chequeo de los pobres que necesiten cuidados dentales y luego volverán para llevarlos a la clínica Madonna della Fiducia, en el barrio de Appio Latino, donde podrán ser atendidos».
Iniciativas del Papa
Este servicio se empezará a ofrecer y a proporcionar a partir de este mismo mes de septiembre y se sumará a las diversas obras destinadas a los más necesitados, como las duchas –con la distribución a media mañana de un bocadillo y una pieza de fruta– y la propia clínica. Las iniciativas se renovarán precisamente con vistas a la próxima Jornada Mundial de los Pobres, prevista para el 19 de noviembre. En el Mensaje del Papa para la Jornada sobre el tema «no apartar la mirada de los pobres», Francisco nos anima a participar del «realismo evangélico», a responder a las necesidades concretas, y a abrir nuestro corazón y nuestras manos al servicio de los demás: «lo que ciertamente necesitan con urgencia es nuestra humanidad, nuestro corazón abierto al amor. Y este servicio es, una vez más, una hermosa respuesta».
