Entrevista con Stefano Cecchin
El presidente de la academia que estudia las apariciones de la Virgen: «María ofrece caminos de conversión, no miedo»
El mariólogo Stefano Cecchin analiza en esta entrevista los retos de la mafia y sus intentos por hacerse una religión propia y la figura de la mística española María de Ágreda
Una atención especial a charlatanes y mafias, una revalorización de la figura de la Virgen, un diálogo constante entre estudiosos católicos y no católicos de la Virgen. La Pontificia Academia Mariana Internationalis, única academia con título internacional de la Santa Sede, multiplica sus esfuerzos para difundir en el mundo un mensaje mariano correcto. Hablamos de ello con su presidente, el mariólogo padre Stefano Cecchin.
Según él mismo cuenta, la Pontificia Academia Mariana nació el nació el 27 de julio de 1946, cuando la Orden de los Frailes Menores nombró una comisión mariana franciscana, con sede en el entonces Pontificio Ateneo Antonianum de Roma. Esta tenía la tarea de organizar y dirigir todas las actividades mariológicas y marianas en preparación del primer centenario de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción y fomentar los estudios para la posterior definición del dogma de la Asunción de María a los cielos. Su primer presidente fue el padre Carlo Balić (1899-1977). Entre sus objetivos estaba crear una Academia Mariana para organizar conferencias científicas y editar una Biblioteca Mariana.
En la academia, hemos abierto la comisión mariano-musulmanaPresidente de la Pontificia Academia Internacional
Mariana
–Cuál es la misión de la Academia Pontificia?
–El padre Balic, que percibió que en el mundo existían diferentes visiones sobre los estudios marianos, trabajó para unir estas divergencias bajo una sola academia, haciendo dialogar a los expertos. Su misión es entonces reunir a estudiosos de todo el mundo, incluidos los no cristianos, y reunirlos en un congreso que tiene lugar cada cuatro años. La academia trabaja para desarrollar una sólida educación mariológica en todos los continentes, para ayudar a no caer en formas estériles de desviacionismo, para comprender mejor la figura de María, cuya imagen del pasado necesita ser, por así decirlo, actualizada.
El Papa Francisco nos ha recomendado que, como Iglesia, seamos un lugar de encuentro, donde podamos discutir y dialogar, para avanzar. Esta es la tarea principal de la academia. Por eso nos hemos abierto a una transculturalidad: hemos abierto la comisión mariano-musulmana; secciones dedicadas a la ecología, a la medicina; o un departamento para liberar la imagen de María de las mafias.
¿Cómo presentar la figura de María en el mundo de hoy, sin cambiar la Doctrina?Presidente de la Pontificia Academia Internacional
Mariana
–¿En qué sentido hay que actualizar la figura de María?
–Quiero aclarar: actualizada, no cambiada. La pregunta que nos hacemos es: ¿Cómo presentar la figura de María en el mundo de hoy, sin cambiar la Doctrina? ¿Cómo actualizar a una mujer extremadamente inculturada, como lo demuestran sus apariciones, a través de las cuales es capaz de sumergirse en la realidad del lugar donde apareció? María se expresa en el lenguaje de la gente de todo el mundo: por ejemplo, en Taiwán se dirigió a los taoístas, en la India a los hindúes, en Roma a Alphonse Ratisbonne, un ateo. Creemos que ciertas imágenes de María como mujer obediente, esclavizada, sumisa, ya no son comprensibles hoy, ni pueden ser recibidas.
–¿Cómo actualizar a María?
–Potenciando el aspecto antropológico. En el pasado siempre hemos hecho hincapié en la mariología de las glorias, con una Virgen vestida de oro, de luz, de estrellas. Para llegar al cielo, María era en cambio una niña, una mujer, que sufría por su hijo, que vivía, que lloraba, que reía. Debemos recuperar la imagen de María caminando con nosotros. Y lo mismo vale para Jesús. La existencia de Jesús muestra lo que significa sufrir, amar, sonreír y también tener miedo a la muerte. Debemos presentar al Jesús que dio vida y sentido a mi humanidad. Así dejamos claro que es el hijo de Dios y que María es la madre de Dios, pero también que son nuestros hermanos. Hermanos que te ayudan a vivir mejor tu vida. No basta con encender las velas: María y Jesús son modelos de existencia plena.
–¿Puede darnos un ejemplo de cómo potencia este aspecto de María, que usted ha llamado antropológico?
–Cito a Nuestra Señora de Guadalupe, cuyo culto se ha desarrollado en países invadidos por sectas y movimientos no religiosos. Esta aparición está vinculada a una situación sociopolítica y económica de América: la llegada de los españoles al continente, con el relativo contacto entre dos culturas, la indígena y la española, muy diferentes. La Virgen con sus mensajes invita a las culturas a colaborar, no a destruirse. María se aparece para el bien de esa tierra, para traer la paz y el diálogo. Todo contexto donde hay inculturación es complejo, y sólo a través de una verdadera colaboración los pueblos pueden acercarse. La historia de Guadalupe lo demuestra. María es portadora de bienestar. María quiere la colaboración, el amor, la unión, el respeto entre los pueblos. Es un mensaje que abraza plenamente el estilo de la encíclica Laudato Si, la protección de la belleza de la Creación.
Para la Iglesia las apariciones son hechos, dones de Dios que deben despertar el testimonio cristianoPresidente de la Pontificia Academia Internacional
Mariana
–Dentro de la Academia existe el Observatorio de Fenómenos Marianos. ¿Cuál es su función?
–El Observatorio nació en 2017, pero no se dio a conocer hasta hace unos meses. Porque en los últimos tiempos han saltado las alarmas en toda la Iglesia por la forma más o menos sana en que se informa de las apariciones marianas o de las supuestas apariciones marianas. El objetivo del observatorio es ayudar a la gente a distinguir lo que es verdad de lo que es mentira. Tenemos muchas realidades de charlatanes en todo el mundo. Con expertos, intentamos estudiar cómo el hombre puede convertirse en esclavo de estos charlatanes; por qué se transmiten ciertas apariciones o mensajes marianos; si se ajustan al Evangelio, o sirven para crear miedos, como los relacionados con el fin del mundo. No sustituimos al Dicasterio para la Doctrina de la Fe ni a los obispos. Hacemos una parte de estudio científico para discernir los fenómenos marianos o supuestos fenómenos marianos. No juzgamos ninguna aparición.
–¿Qué idea tiene la Iglesia de las apariciones marianas?
–Tanto en el pasado como hoy, para la Iglesia católica las apariciones son hechos, dones de Dios que deben despertar el testimonio cristiano y la pertenencia a la Iglesia. El Catecismo de la Iglesia católica habla de revelaciones privadas que pueden ser en beneficio de una persona, y siempre están ligadas al tiempo, a la lengua, a la cultura del lugar donde se producen. Cuidado, se trata de un pasaje fundamental.
–¿Por qué?
–Siempre hay que contextualizar la cuestión de las apariciones. Cuando, por ejemplo, se dice que la Madre de Ágreda no se ajusta al Vaticano II, hay que tener en cuenta que vivió en el 1600, en un periodo histórico completamente distinto al actual. Y cuando uno estudia a María de Ágreda, debe sumergirse en esa realidad, no en la del Vaticano II. Lo mismo ocurre con los estudios sobre revelaciones que aparentemente dicen lo contrario de la Doctrina: santa Margarita de Cortona y santa Catalina afirman en sus revelaciones que María fue concebida con pecado original; santa Brígida y Lourdes lo contrario. San Bernardo, santo Tomás de Aquino y san Buenaventura se opusieron al dogma de la Inmaculada Concepción. La beata Emmerich cree, también a través de sus revelaciones, que María murió en Éfeso, otros místicos en Jerusalén, como parecen confirmar los estudios históricos. Si desde el pasado se nos han transmitido historias, leyendas, milagros, cada uno contextualizado en un determinado periodo histórico, hoy debemos crear una jerarquía de valores y tener en cuenta en ella los fenómenos que no son indispensables.
La mafia es candidata a ser una nueva religión
–¿En qué sentido?
–Captando la esencia de la revelación. Lo que la revelación nos transmite y lo que hay que preservar hoy es la puesta en práctica del Evangelio. Todo lo demás es secundario. Lo que viene de los mensajes de Fátima o Medjugorje sobre las características de la aparición puede ser importante pero no necesario. Son lugares de gracia más allá de las apariciones. En los que María no ha venido a darnos mensajes de terror, sino que ha venido a pedirnos que nos convirtamos.
–Entonces, los supuestos mensajes marianos que nos transmiten tensión y miedo, ¿debemos desoírlos?
–María nos ofrece caminos de conversión, no miedo. Ella nos dice que si evitamos los enfrentamientos y las guerras, nuestra existencia estará marcada por un profundo viraje porque podremos encontrarnos finalmente con el Amor de Dios. No tenemos que convertirnos porque vayamos a ir al infierno. El reto que nos plantea la Virgen no es levantar muros basados en el miedo, sino crear en cada uno de nosotros un camino de fe para la verdadera conversión.
–La academia ha activado un departamento que estudia cómo alejar la imagen de María de las mafias, ¿por qué?
–El fenómeno está muy extendido en todo el mundo. Hemos elaborado cuatro volúmenes que forman el diccionario enciclopédico de las mafias. Estos estudios han revelado la forma religiosa que se encuentra en cada una de las mafias, desde Italia hasta Sudamérica con la Santa Muerte. La figura de María se utiliza de forma totalmente errónea: es muda, sumisa, silenciosa. En el Evangelio, en cambio, la Virgen María es una mujer inteligente, no una esclava. Tanto María como san Miguel arcángel sufren peligrosas desviaciones cuando se les invoca para ayudar a asesinar. Las mafias tienen ritos absurdos.
–¿Por ejemplo?
–El baño de las balas en agua bendita, oraciones de maldecir a la gente para que la maten, perversiones de la piedad popular, de la religiosidad. La mafia es candidata a ser una nueva religión. Lo hace, por ejemplo, con el rito del bautismo, con peregrinaciones fantasmas de simulacros. Piénsese que hay una estatua de María que viaja desde Italia, desde Calabria, a EE.UU. y América Latina, sólo para volver a Calabria, tras supuestas bendiciones de mafiosos. El criminal, en cambio, tiene su propia religiosidad, debe responder ante su conciencia e intenta justificarse con estas formas de paganismo.
María de Ágreda es un orgullo para los españoles
–¿Qué propone la Academia para combatir esta religiosidad mafiosa?
–La educación con los jóvenes es fundamental. Por eso trabajamos en las escuelas, más allá de cualquier división entre laicos y religiosos, católicos o no católicos. Trabajamos por el bien común. Hoy, los sacerdotes colaboran con las instituciones para evitar que las mafias se apoderen de ellas. Si algo es cuestionable, como una procesión sospechosa, no se hace. Antes reinaba la omertà. También trabajamos en la formación en las cárceles, y luego hemos activado sinergias con los embajadores de la Santa Sede. En México hemos desarrollado proyectos con universidades y cuando estuvo el Secretario de la Academia se quedaron asombrados de que por primera vez una figura eclesiástica tratara el tema de las mafias y el narcotráfico.
–En el horizonte tiene una importante iniciativa sobre la mística española María de Ágreda.
–El 16 de noviembre profundizaremos en su figura con una conferencia dedicada a ella. La Madre de Ágreda es una mujer que marcó la historia. En esa ocasión también tendremos una audiencia privada con el Papa. También estarán presentes los indígenas que, a lo largo del tiempo, han valorado a esta mística en América. Ella nunca salió de su reclusión en España, pero tuvo más de 500 bilocaciones en América. Es un ejemplo de cómo vivir una vida monástica rigurosa, abriéndose al mundo. Se la considera la única mística mariana verdadera de la Iglesia. También se la considera una de las Madres de la Lengua Española por su producción literaria en una época de baja alfabetización. Destacan sus cartas al rey Felipe IV, en las que recuerda y reclama un rey justo. Sus libros se traducen a todos los idiomas, incluso al chino. En la historia, numerosos santos han seguido sus textos. María de Ágreda es un orgullo para los españoles.