Sínodo sobre la sinodalidad
El Papa se dirige al Sínodo y condena las «actitudes machistas y dictatoriales de la Iglesia»
El Pontífice realizó una intervención contundente en la 18ª Congregación del Sínodo sobre la Sinodalidad, denunciando la marginación de las mujeres y basándose en el testimonio de una religiosa colombiana
En su intervención durante la 18ª Congregación de la XVI Asamblea General del Sínodo, el Papa Francisco condenó enérgicamente las actitudes machistas y dictatoriales de ciertos clérigos en la Iglesia. Esto se produjo tras la publicación de la Carta al Pueblo de Dios, la cual fue redactada y aprobada por los miembros del Sínodo. En la tarde del 25 de octubre, el Pontífice recordó a los miembros del clero su responsabilidad de servir de manera humilde a este pueblo, que está compuesto en su mayoría por mujeres.
El Papa Francisco expresó: «La mujer en el santo pueblo fiel de Dios es un reflejo de la Iglesia, que es femenina, con el rol de esposa y madre. Cuando los ministros exceden sus funciones y maltratan al pueblo de Dios, están distorsionando la imagen de la Iglesia con actitudes machistas y dictatoriales». Estas palabras del Santo Padre se pronunciaron durante la Asamblea, en la que, por primera vez, 54 mujeres tuvieron el derecho de voto en un Sínodo de los obispos.
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Marginadas por el machismo clerical
El Papa recordó en el Aula Pablo VI del Vaticano la impactante intervención de una religiosa colombiana, la hermana Gloria Liliana Franco Echeverri, que tuvo lugar el 13 de octubre. Durante su intervención, la hermana denunció la marginación de las mujeres en diversos ámbitos de la Iglesia, en el contexto de las reflexiones sobre el punto B.2.3 del documento de trabajo del Sínodo titulado Corresponsables en la misión. Específicamente, abordó la cuestión de cómo la Iglesia de nuestro tiempo puede cumplir de manera más efectiva su misión al reconocer y promover la dignidad bautismal de las mujeres.
La religiosa colombiana conmovió profundamente al Santo Padre y a varios padres sinodales al compartir la historia de Rosa, una mujer de setenta años que solía llevar la comunión a los enfermos de su barrio. Sin embargo, el nuevo párroco le prohibió esta tarea, argumentando que solo los ministros de la Eucaristía, quienes eran varones con atuendos vistosos, estaban autorizados para hacerlo. A pesar de esta restricción, Doña Rosa continúa visitando a los enfermos, sintiendo que Dios la guía y que a través de ella, Él brinda consuelo a los más vulnerables, tal como lo relató la hermana Franco Echeverri.
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Inspirado por la experiencia de estas mujeres marginadas, el Papa criticó enérgicamente el clericalismo y la ostentación en la Iglesia. Hizo hincapié en el hecho de que algunas parroquias han llegado al punto de tener una «lista de precios» para los servicios sacramentales, lo que convierte a la Iglesia en una especie de empresa de servicios y a los sacerdotes en meros empleados de una multinacional.
El Papa destacó que esta tendencia hacia el clericalismo representa una derrota y es una fuente de escándalo, como se evidencia en la compra de atuendos eclesiásticos lujosos por parte de sacerdotes jóvenes en Roma. De manera enfática, señaló: «Esto es motivo de gran pesar y escándalo. Basta con visitar las sastrerías eclesiásticas en Roma para presenciar el escándalo de sacerdotes jóvenes probándose sotanas, sombreros, albas y roquetes adornados con encajes».
El maltrato del pueblo de Dios
El Papa subrayó que «el clericalismo es un flagelo, una forma de mundanidad que ensucia y daña la imagen de la Iglesia, esclavizando al santo pueblo fiel de Dios.» Lamentó que este pueblo fiel deba soportar el desprecio, el maltrato y la marginación ocasionados por la institucionalización del clericalismo. Además, criticó la idea de considerar a los líderes de la Iglesia como «príncipes» y las promociones episcopales como ascensos, señalando cómo esta mentalidad mundana perjudica a la comunidad fiel y lo calificó como "los horrores del mundo, la mundanidad que maltrata al santo pueblo fiel de Dios.”
El clericalismo también tiene un impacto perjudicial en las mujeres, como se hizo evidente en el testimonio de la religiosa Liliana Echeverri, el cual, como mencionamos previamente, emocionó al Papa. Echeverri compartió la historia de Martha, quien obtuvo un doctorado en Teología con calificaciones superiores a las de sus compañeros varones. Sin embargo, la Universidad Pontificia en la que se graduó optó por no otorgarle un título canónico debido a su género, en su lugar le concedió un título civil. A pesar de esta discriminación, esto ya representa un logro significativo, ya que hace apenas unos años, las mujeres en su país ni siquiera tenían la oportunidad de estudiar teología, limitándose a las Ciencias Religiosas.
El 266º Sucesor de Pedro también destacó la importancia de la transmisión de la fe en el «lenguaje femenino», resaltando el papel esencial de las mujeres en la Iglesia. Subrayó que las mujeres son un reflejo de la Iglesia, que en su esencia es femenina, representando la figura de esposa y madre. Asimismo, resaltó la valentía de las mujeres en la Iglesia, su capacidad para la espera y su habilidad para descubrir los recursos dentro de la comunidad de fieles.
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Jesús no adoptó las estructuras de los fariseos
Cabe anotar que el Papa comenzó su discurso describiendo la Iglesia como un «pueblo santo y pecador» y subrayó la necesidad de mantenerse fiel a las enseñanzas de Jesús, evitando la adopción de las estructuras políticas de la época. El Santo Padre expresó: «Jesús no abrazó ninguno de los modelos políticos de su época, ya fueran fariseos, saduceos, esenios o zelotes. No promovió ninguna 'corporación cerrada'. Más bien, retomó la tradición de Israel: 'Tú serás mi pueblo y yo seré tu Dios'».
En su discurso, el Papa Francisco elogió al «pueblo fiel de Dios» por su infalibilidad en asuntos de fe, subrayando que cuando se trata de comprender la fe de la Iglesia, se debe recurrir al pueblo fiel. El Santo Padre instó a la Iglesia a apartarse de la mundanidad y a mantenerse fiel a su verdadera identidad como el «pueblo fiel de Dios en camino». Recordó a todos los presentes que la Iglesia debe servir con paciencia y humildad, soportando cualquier desprecio o marginación impuesta por el clericalismo institucionalizado. Sus palabras resuenan como un llamado a la reflexión y a la reforma en la Iglesia católica, centrándose en el cuidado de las almas y la dignidad de todos los fieles. Precisamente, las palabras del Pontífice se suman a las del Sínodo con su Carta al Pueblo de Dios.
Fin de la primera parte del Sínodo 2023
El Sínodo está llegando a su cierre después de casi cuatro semanas de trabajo. Se está preparando un documento final que reflejará las reflexiones y conclusiones de los grupos lingüísticos. Tras una pausa el 27 de octubre, el documento se revisará en el Aula Pablo VI el sábado 28 por la mañana y por la tarde antes de su aprobación, que culminará con el Te Deum. El viernes 27, todos los participantes de la Asamblea están invitados a unirse a una oración por la paz que se llevará a cabo a las 18.00 horas en la basílica de San Pedro. El domingo, el Papa Francisco presidirá la Misa de bendición y gracias con motivo del final de la XVI Asamblea General del Sínodo sobre la Sinodalidad. La próxima cita en Roma será en octubre de 2024, marcando la conclusión del proceso sinodal iniciado en 2021.