¿Se plantea el Vaticano revisar el celibato de los sacerdotes? Esta es la postura del Papa
Durante el Sínodo del Amazonas, la propuesta de ordenar hombres casados recibió 128 votos a favor y 41 en contra, pero en la exhortación de Francisco finalmente no se incluyó en la propuesta pastoral
La posición del Papa Francisco frente al celibato sacerdotal en la Iglesia católica refleja una perspectiva reflexiva y pertinente, especialmente en respuesta a debates periódicos entre algunas voces de autoridad en el catolicismo.
Recientemente, el arzobispo Charles Scicluna, secretario adjunto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, opinó que el celibato para los sacerdotes de rito latino debería ser opcional, no un requisito obligatorio, una postura que considera polémica para algunos miembros de la Iglesia. «Sonará hereje para algunas personas», expresó a Times of Malta el 7 de enero de 2024.
Su opinión se basa en que históricamente fue opcional y considera que esta norma actual genera dificultades para algunos sacerdotes, llevándolos a mantener relaciones ocultas y hasta a tener hijos clandestinamente.
El alto prelado propone que aquellos con vocación sacerdotal puedan madurar, amar y tomar decisiones sobre sus relaciones personales. Menciona la tradición de sacerdotes casados en algunas iglesias orientales como ejemplo. Aunque reconoce el valor del celibato, argumenta que debería ser una opción y no una imposición.
¿Cuál es la postura de Francisco?
Esta postura no es nueva: el Papa Francisco también ha considerado la posibilidad de revisar el celibato sacerdotal, aunque ha destacado su importancia en la identidad del sacerdocio, señalando que es una disposición temporal y no eterna como la ordenación sacerdotal. Francisco ha expresado su escepticismo sobre si eliminar esta obligación aumentaría las vocaciones sacerdotales.
«Personalmente, creo que el celibato es un don para la Iglesia. En segundo lugar, digo que no estoy de acuerdo con permitir el celibato opcional, no. Solamente quedaría alguna posibilidad en los sitios más remotos, pienso en las islas del Pacífico…». Son las palabras del Papa en el vuelo de regreso de Panamá, 27 de enero de 2019.
Francisco respalda el celibato sacerdotal y sostiene que es un don para la Iglesia. Aunque reconoce algunas posibles excepciones en áreas remotas, como por ejemplo también en Amazonas (así como lo propuso el Sínodo sobre esta región en 2019 con la ordenación de viri probati- varones de probada virtud) su posición es firme en mantenerlo como una norma general.
El 266º Sucesor de Pedro había zanjado la cuestión: «Esto es algo que están discutiendo los teólogos; pero no hay una decisión mía. Mi decisión es: el celibato opcional antes del diaconado no. Es algo mío, personal; yo no lo haré, esto está claro. ¿Soy un 'cerrado'? Tal vez, pero no me siento capaz de ponerme frente a Dios con esta decisión».
Prefiero dar la vida antes que cambiar la ley del celibato
En la revista La Civittà Cattolica, el 5 de septiembre de 2020, el Papa señaló asimismo que aunque hubo una discusión rica y fundamentada sobre los viri probati en 2019, faltó un verdadero discernimiento, más allá de alcanzar consensos o mayorías.
En ese entonces, la propuesta de ordenar hombres casados recibió 128 votos a favor y 41 en contra en el párrafo 111 del documento final. El Papa resaltó la importancia del discernimiento en el proceso sinodal, indicando que este va más allá de un parlamento y subrayó la necesidad de escuchar lo que el Espíritu dice a la Iglesia en comunidad.
A pesar de esta discusión, la exhortación apostólica Querida Amazonía, emitida en febrero de 2020, no abordó la posibilidad de ordenar hombres casados como sacerdotes, optando por no incluir este tema en su enfoque pastoral para la región amazónica.
Esta postura está alineada con el Papa Pablo VI, quien expresó su preferencia «por dar la vida antes que cambiar la ley del celibato», citada por el Papa Francisco. Aunque el celibato no es un dogma, sino una disciplina de la Iglesia, el Santo Padre y otros líderes católicos consideran que tiene un valor importante basado en siglos de experiencia positiva.
Durante el primer milenio después de la muerte de Jesús, a menudo se permitía que los sacerdotes se casaran y formaran familias. No obstante, en el siglo XII, durante el primer Concilio de Letrán, la Iglesia estableció de manera definitiva el celibato obligatorio, normativa que persiste en el Derecho Canónico actual.
No es un dogma
A pesar de las discusiones sobre su revisión en contextos específicos, como respuesta a la escasez de vocaciones, el Papa Francisco no está convencido de que eliminar esta norma aumente significativamente el número de vocaciones sacerdotales.
En este debate que dura ya algunos años, el 13 de enero de 2020, el director editorial del Vaticano, Andrea Tornielli, escribió también recordando que el «celibato sacerdotal no es ni jamás ha sido un dogma. Se trata de una disciplina eclesiástica de la Iglesia latina que representa un don precioso, definido de este modo por todos los últimos Pontífices».
La Iglesia católica de rito oriental permite la ordenación de sacerdotes casados, y la Iglesia latina ha aceptado excepciones bajo la Constitución apostólica Anglicanorum coetibus autorizada por Benedicto XVI, que permite, en casos específicos aprobados por la Santa Sede, la ordenación de hombres casados al presbiterio para anglicanos que buscan la comunión con la Iglesia católica.
El Papa Francisco no cambiará, según sus palabras, el celibato sacerdotal. También hay prueba de su posición desde que era arzobispo de Buenos Aires. En el libro conversación con el Rabino Skorka, Jorge Mario Bergoglio confirmó su posición a favor de mantener el celibato «con todos los pros y los contras que conlleva, porque son diez siglos de experiencias positivas más que de errores. La tradición tiene un peso y una validez».
Un problema cultural
El arzobispo argentino, interrogado sobre los numerosos escándalos de curas pedófilos y el futuro del celibato, ha aseverado que, sin prestarse a adivinar, «si la Iglesia va a revisar alguna vez el celibato» lo haría encarando la cuestión «como un problema cultural de un lugar determinado, no de una manera universal y como una opción personal».
También en el libro entrevista, conversaciones con Jorge Mario Bergoglio, ed. 2014, de la periodista Francesca Ambrogetti, Bergoglio hace referencia al Papa Benedicto XVI para expresar su convicción de que el celibato debe mantenerse a pesar de la falta de vocaciones. Expresó su incertidumbre acerca de si eliminar el celibato resultaría en un aumento significativo de vocaciones para contrarrestar la escasez existente.
Además, de manera humorística, compartió una anécdota que escuchó de un sacerdote, quien mencionaba que la eliminación del celibato podría significar no estar solo y tener una pareja, pero también implicaría «comprar» una suegra. Esto fue seguido por risas.
Una posición personal, no institucional
La relevancia de la perspectiva del arzobispo Scicluna reside en su cargo como secretario adjunto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, lo que le otorga una influencia considerable en las discusiones dentro de la Iglesia Católica. Su cercanía al Papa y su papel en la supervisión doctrinal le permiten tener peso en debates complejos, como el del celibato sacerdotal.
Sin embargo, su postura parece reflejar más una opinión personal que un cambio doctrinal inmediato en el Derecho Canónico. Scicluna expresó: «Mi experiencia me ha llevado a considerar seriamente este asunto», marcando así una inclinación individual en lugar de una tendencia institucional.