El Vaticano había anunciado, horas antes del Vía Crucis, los encargados de portar la Cruz en el Coliseo: algunas monjas de clausura y un eremita, pacientes de una residencia, una familia, discapacitados, jóvenes, sacerdotes, catequistas, curas, trabajadores de la Cáritas y un grupo de inmigrantes, entre otros.