El Papa explica a 50.000 monaguillos que «el protagonista de la Misa es Dios»
La única audiencia pública que ha tenido lugar en julio en la Plaza de San Pedro ha girado en torno al lema de la peregrinación organizada por Coetus Internationalis Ministrantium
en la tarde de hoy, martes 30 de julio, 50.000 monaguillos provenientes de toda Europa se han reunido en la Plaza de San Pedro para escuchar las palabras que el Papa Francisco les ha dirigido en una audiencia privada.
Esta peregrinación de monaguillos, organizada por Coetus Internationalis Ministrantium, ha tenido como lema 'Contigo', inspirado en un versículo del libro de Isaías (41, 10). El encuentro con el Santo Padre ha girado en torno a esta palabra que, como ha afirmado, «abarca el misterio de nuestra propia vida, el misterio del amor».
«Pensando en ustedes, y ahora mirándolos, este 'contigo' se llena de nuevos significados», ha afirmado el Pontífice. Por una parte, les ha explicado que en el servicio que prestan los acólitos en la Santa Misa «el primer sujeto, el protagonista de este 'contigo', es Dios». Y añadía: «El 'contigo' se vuelve presencia real y concreta de Dios en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. El sacerdote ve realizarse cada día este misterio entre sus manos; y también lo ven ustedes cuando sirven en el altar».
Al hablar sobre la presencia real de Jesús en el sacramento de la Eucaristía, el Papa ha declarado que «también nosotros podemos estar verdaderamente con Él»: «Tú, en la Comunión, puedes decir al Señor Jesús: 'Yo estoy contigo', no con palabras, sino con tu corazón y con tu cuerpo, con tu amor».
Este, ha asegurado Francisco, «es el punto clave»: «El 'contigo' de Jesús, gracias a su Amor, se vuelve el mío, el tuyo, nuestro 'contigo' que podemos dar a los demás».
De esta forma, el Papa ha instado a los monaguillos a conservar en el corazón y en su ser el misterio de Dios, para poder relacionarse con los demás de una manera transformada y sin exclusión: «Llorar con los que lloran, alegrarse con los que se alegran, sin juicios ni prejuicios, sin cerrazones, sin exclusiones», ha concluido el Santo Padre.