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Cúpula de la basílica de santa María la MayorDiego Delso

La basílica de Santa María la Mayor conmemora el milagro de la nieve en presencia del Papa

El 5 de agosto, aniversario de la dedicación del templo mariano y Solemnidad de Nuestra Señora de las Nieves, vuelve la tradicional 'nevada' en recuerdo del milagroso acontecimiento

Durante la tarde de este lunes, 5 de agosto, el Santo Padre ha visitado la basílica papal de Santa María la Mayor con motivo de la Solemnidad de Nuestra Señora de las Nieves, fiesta que se celebra hoy. En las diversas ceremonias que se han llevado a cabo, se ha conmemorado el milagro que impulsó la construcción del templo: una nevada milagrosa en pleno agosto.

La primera representación de la nieve, en la que se dejan caer pétalos de flores blancas desde el techo, ha tenido lugar esta mañana, durante el canto del Gloria en la misa solemne de las 10:00 horas, presidida por el arcipreste de la basílica, cardenal Stanilslaw Rilkoy. La segunda 'nevada' ha caído dentro del templo a las 18:00 horas, en presencia del Papa y de 600 fieles, en el momento del canto de la oración del Magníficat. Estas vísperas han sido presididas por monseñor Rolandas Makrickas, arcipreste coadjutor. Tras estas, una última celebración eucarística presidida por monseñor Emilio Nappa, presidente de las Obras Misionales Pontificias, tendrá lugar a las 19:00 horas.

El Papa orando, como antes de cada viaje, ante la Virgen Salus Populi Romani

En esta imagen se representa a la Virgen Madre con el Niño en brazos: «Aquí la gracia aparece en su realidad más concreta, despojada de cualquier revestimiento mitológico, mágico y espiritualista, que siempre están al acecho en el ámbito de la religión». De esta forma, Francisco ha explicado que la Virgen es «llena de gracia, concebida sin pecado, inmaculada como la nieve recién caída», y añadió que, «Dios la miró con admiración y asombro, y la escogió como Madre».

Al final de la celebración, el Pontífice se ha dirigido a la capilla Paulina para un breve momento de oración personal ante el icono de la Salus Populi Romani, protectora del pueblo romano, a la que Francisco tiene una gran devoción y a la que siempre visita antes y después de realizar un viaje apostólico.