Fundado en 1910

El Papa Francisco, durante una audiencia generalEFE

Se acaban las vacaciones del Papa: vuelven las audiencias generales

«Nada es imposible para Dios» ha sido la frase que ha querido subrayar el Santo Padre en su primera catequesis de agosto

después de un caluroso mes de julio, en el que el Papa interrumpe su agenda habitual de audiencias y encuentros para descansar, agosto se retoma con fuerza para volver a las actividades papales.

Así, durante la mañana de este miércoles, 7 de agosto, el aula Pablo VI del Vaticano se ha vuelto a llenar de miles de fieles para escuchar la homilía del Papa. Esta ha sido la quinta del ciclo de catequesis sobre el Espíritu Santo, que ha tenido como título: Encarnado por obra del Espíritu Santo de la Virgen María. Cómo concebir y dar a luz a Jesús.

El Papa ha explicado que María, como Esposa del Espíritu y figura de la Iglesia, transmite una enseñanza que se ha mantenido desde el pasado hasta el presente: todo cristiano, independientemente de los retos de la vida, puede experimentar, como ella, lo que el Espíritu hace por toda la Iglesia, pues como dijo el ángel a María: «Nada es imposible para Dios».

Francisco ha ilustrado este concepto con un ejemplo, precisando la diferencia entre los verbos 'concebir' y 'dar a luz': «María primero concibió, luego dio a luz a Jesús: primero lo acogió en su interior, en el corazón y en la carne, luego lo dio a luz». Así, ha detallado el Santo Padre, sucede también con la Iglesia que, «primero acoge la Palabra de Dios, deja que 'hable a su corazón' y le 'llene las entrañas'», para luego «darla a luz con la vida y la predicación».

El Pontífice ha concluido diciendo que, así como María ante las dudas sobre cómo podría ser madre sin conocer varón, el ángel le respondió: «El Espíritu Santo te cubriría con su sombra» (Lc 1,34-35), la Iglesia también a veces enfrenta desafíos que parecen insuperables. Ante esto, la respuesta, según el Papa, sigue siendo la misma: «Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo [...] y seréis mis testigos» (Hch 1,8). El Santo Padre ha recordado que en situaciones difíciles los bautizados pueden tomar las palabras del ángel a la Virgen: «Nada es imposible para Dios» (Lc 1,37). Con esta certeza, el Papa anima a enfrentar cualquier desafío confiando en la gracia divina.