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El Papa Francisco asiste a la Segunda Sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los ObisposAFP

Sínodo de la Sinodalidad

Francisco anima a «no romper» la comunión en el sínodo y a ejercitarse en un «arte sinfónico»

Durante su intervención, el Papa destacó que el Concilio Vaticano II describió cómo el servicio del obispo «no puede entenderse sin el Pueblo de Dios»

El Papa Francisco ha alertado sobre el riesgo de «romper la comunión» al contraponer la jerarquía eclesiástica con los laicos, durante el primer día de la segunda sesión del Sínodo de la Sinodalidad que tuvo lugar este miércoles, 2 de octubre. En este encuentro participan 523 personas, de las cuales solo 368 tienen derecho a voto, incluyendo 53 mujeres.

El Pontífice ha advertido del peligro de generar una separación entre los fieles laicos y la jerarquía de la Iglesia, destacando que no se trata de «sustituir una con los otros, agitados con el grito: 'ahora nos toca a nosotros'». En cambio, Francisco ha señalado la necesidad de trabajar juntos «en un arte sinfónico», en el que todos, desde diferentes ministerios y carismas, colaboren al servicio de la misericordia de Dios. El Papa también ha subrayado que el obispo tiene la tarea de «reconocer y promover» estos dones y roles.

Durante la misa que precedió al inicio de las sesiones, el Papa inauguró la primera congregación general, donde explicó que la inclusión de miembros no obispos (96 en total) refleja la «coherencia» con la visión del ministerio episcopal desarrollada en el Concilio Vaticano II. Francisco destacó que esta comprensión sinodal y relacional de la Iglesia es fundamental para la forma en que se ejerce la autoridad episcopal.

Humildad y renovación constante

Las mesas de discusión de los participantes comenzaron en el Aula Pablo VI del Vaticano a las 16:00 horas. En sus palabras, el Papa subrayó que el Concilio Vaticano II definió al obispo como «principio y fundamento visible de unidad de la Iglesia particular», pero que su servicio no puede entenderse si no es «en el Pueblo de Dios, con el Pueblo de Dios», liderando, acompañando y siguiendo a la porción del Pueblo de Dios que le ha sido confiada.

El Papa también advirtió contra «la abstracción que olvida la fértil concreción de los lugares y de las relaciones, y el valor de cada persona». Asimismo, instó a los participantes del Sínodo a cultivar la humildad, recordando que «la humildad permite mirar al mundo reconociendo que no somos mejores que los demás».

Finalmente, Francisco señaló que la Iglesia debe caminar siempre hacia su renovación. En este sentido, invitó a identificar, a su debido tiempo, nuevas formas de ejercer el ministerio episcopal de manera «colegial» y «sinodal», tanto en las Iglesias particulares como en las agrupaciones de Iglesias y en la Iglesia universal.