El Vaticano crea un grupo para estudiar el delito de abuso espiritual en la Iglesia
El Papa ha designado al arzobispo Filippo Iannone, prefecto del dicasterio para los Textos Legislativos, para presidir un grupo que investigue de forma más precisa los temas relacionados con la espiritualidad y los fenómenos sobrenaturales
El cardenal Víctor Manuel Fernández ha informado al Papa de que en el Derecho eclesiástico no existe un delito específico para el «falso misticismo», aunque se vincula a abusos espirituales. Por ello, el Papa ha autorizado la creación de un grupo de trabajo compuesto por miembros de los dicasterios de la Doctrina de la Fe y de Textos Legislativos, con el fin de incorporar el delito de abuso espiritual al Código de Derecho Canónico.
Francisco ha designado al arzobispo Filippo Iannone, prefecto del dicasterio para los Textos Legislativos, para presidir un grupo de trabajo que investigue y desarrolle propuestas legales sobre el tema. Este proceso incluirá una revisión más precisa de los temas relacionados con la espiritualidad y los fenómenos sobrenaturales, buscando establecer una tipificación penal adecuada en el ámbito eclesiástico.
El «falso misticismo» no está tipificado como delito en el Derecho Canónico, aunque el término se utiliza en algunos contextos legales relacionados con el abuso espiritual. Este concepto se refiere a creencias y prácticas que desvían la visión católica sobre Dios y la espiritualidad, como apariciones o visiones supuestamente sobrenaturales.
Entrevista con Isabel Rojas Estapé
«La falta de espiritualidad y de vida interior hace que las personas estén psicológicamente peor»
El Papa Francisco tomó la decisión tras una audiencia privada con el cardenal Víctor Manuel Fernández, prefecto del dicasterio para la Doctrina de la Fe el pasado 22 de noviembre. En la nota titulada Falso misticismo y abuso espiritual, el cardenal Fernández explica que el falso misticismo «se refiere a propuestas espirituales que perjudican la armonía de la visión católica de Dios y nuestra relación con el Señor».
Este esfuerzo del Vaticano refleja un compromiso serio para proteger a los fieles de prácticas manipuladoras que se disfrazan de experiencias místicas, y garantizar que la Iglesia mantenga su claridad doctrinal y disciplina en todos sus ámbitos.