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Sebastián Padrón, el heladero que ha encandilado al Papa

Sebastián Padrón, el heladero que ha encandilado al Papa

El heladero argentino que conquistó el paladar del Papa y recibió un 'milagro' a cambio

Dos días después de que Sebastian Padrón y su familia tuvieran una audiencia privada con Francisco, uno de sus hijos comenzó a caminar solo

Sebastián Padrón no tenía en mente convertirse en el proveedor de helado del Papa Francisco. Simplemente, junto a su mujer, quiso hacerle llegar un gesto que un compatriota como Bergoglio podría apreciar: un helado de dulce de leche. Lo que no imaginaba era que ese detalle terminaría por cambiar el rumbo de su heladería en Roma.

Padrón, nacido en Argentina, llegó a la capital italiana hace años, persiguiendo el sueño de tener su propio negocio. «Siempre me gustó cocinar, y en los años 90 empecé a trabajar en una heladería artesanal en La Plata [Argentina]. Ahí descubrí que me apasionaba», cuenta Padrón para El Debate. El tiempo y la experiencia lo llevaron a abrir su propia gelateria en Roma, pero no fue hasta que su esposa tuvo la idea de enviar helado al Papa que la historia dio un giro inesperado.

El boca a boca del Papa que hizo crecer el negocio

«Nos dijeron en el Vaticano que se lo podían hacer llegar, así que lo mandamos. Y ahí empezó todo», recuerda Padrón. Lo que siguió fue una sorpresa total: al Papa le gustó tanto el helado que comenzó a recomendarlo. «Nos empezó a mandar gente, conocidos, amigos, miembros del Vaticano. Nos nombraba y así llegaban nuevos clientes». Lo curioso es que no eran los únicos que habían intentado cautivar el paladar del Pontífice. «Mucha gente le ha llevado cosas: pizzas, otros helados… pero, por algún motivo, el nuestro le gustó».

Tras dos años de enviar sus helados al Vaticano, Sebastián Padrón aún no había conocido a su 'mecenas' en persona. Todo el proceso de pedidos y entregas se gestionaba a través de un secretario o alguien cercano al Pontífice. «Nosotros entregábamos el pedido en Santa Marta, a veces con algunas tartas o cosas que preparaba personalmente», explica Sebastián.

La pandemia de Covid trajo consigo dificultades para el negocio, pero también una nueva estrategia. «Empezamos a hacer empanadas porque el movimiento de la heladería había bajado», comenta. Esa especialidad la empezaron a llevar también a Santa Marta y fue durante este tiempo cuando este argentino y su esposa decidieron incluir una tarjeta en los pedidos, expresando su deseo de conocer al Papa personalmente cuando fuera posible.

A pesar de la pandemia, la espera valió la pena. «Nos decían que debíamos esperar hasta que terminara todo, que tenían que ver cuándo sería posible», relata. Finalmente, después de un tiempo, Francisco los llamó por teléfono e invitó a la familia a Santa Marta para conocerlos. Sebastián no puede evitar recordar lo surrealista de la situación: «Nunca pensamos que él mismo nos llamaría».

Un 'milagro' inesperado

El encuentro con el Santo Padre fue un momento muy especial para la familia Padrón, pero lo más impactante ocurrió después. Uno de los hijos de Sebastián, Luca, quien tenía tres años en ese momento, sufría de una condición que le impedía caminar. «Tenía que llevarlo en la sillita para todos lados», explica.

Sin embargo, dos días después de la audiencia en la que el Papa bendijo a toda la familia, el pequeño sorprendió a todos. Se levantó y comenzó a caminar por sí mismo. El recuerdo sigue fresco en la memoria de Sebastián: «Estaba jugando con un globito que le había dado su hermana. Agarró el globito, levantó su manita y comenzó a caminar por toda la casa».

El Papa Francisco con Sebastián Padrón, su mujer Silvia y sus hijos Maite y Luca

Cuando se dieron cuenta de que Luca había comenzado a caminar, Sebastián y su mujer no pudieron evitar sentirse abrumados por la felicidad. «Fue algo inexplicable», comenta Sebastián. Lo que realmente les sorprendió fue el hecho de que fue justo después de la bendición del Papa. «No sé si lo tienen en cuenta, pero nosotros sí lo notamos», agrega.

El cliente incondicional

Hoy el Papa sigue siendo cliente fiel. Incluso durante este mes de hospitalización en el hospital Gemelli, la más larga convalecencia de todo su pontificado, los pedidos de helado no han parado. «Nos siguen pidiendo helado, porque cuando él compra, lo hace para todo el mundo que vive en Santa Marta y para la gente que lo acompaña. Siempre los comparte con todos», dice Padrón.

A pesar de la situación delicada del Papa, Sebastián y su familia continúan en contacto con quienes lo rodean. «Tratamos de hacerle llegar los saludos de nuestra familia», comenta, consciente de que el momento es complicado. A pesar de todo, los pedidos siguen llegando.