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Un sacerdote dando la comunión

Un sacerdote dando la comuniónPexels

El Papa limita los donativos por misas con intenciones para evitar que se conviertan en una 'tarifa'

El dicasterio para el Clero ha puesto en orden la práctica de las misas por encargo para evitar abusos y preservar el sentido espiritual de las ofrendas

Tras la publicación del nuevo decreto del dicasterio para el Clero que regula la gestión de las ofrendas económicas que entregan los fieles cuando piden que se celebre una misa por una intención concreta –por un difunto, una acción de gracias, una petición, etc–, la Santa Sede ha querido dejar claro una idea principal: que las ofrendas o donativos que hacen los fieles no se conviertan en una 'tarifa' ni un requisito obligatorio.

La medida responde a la necesidad de corregir «ciertas prácticas que se han dado de forma abusiva en diversos lugares», según ha informado el Vaticano. La norma, firmada por el Papa Francisco y que entrará en vigor a partir del próximo día 20, no prohíbe las ofrendas, de hecho deja claro que «según el uso aprobado de la Iglesia, es lícito para cualquier sacerdote que celebre la Misa recibir la ofrenda entregada para aplicar la Misa según una intención determinada».

No obstante, introduce una limitación: el sacerdote solo podrá quedarse con una de esas ofrendas, y deberá destinar el resto a «parroquias necesitadas», especialmente en «países de misión».

La Misa no es «un premio para los perfectos»

Asimismo, se advierte que «la aplicación colectiva de varias ofrendas para una sola Misa es lícita sólo si los oferentes, previa y explícitamente informados, han consentido libremente». El decreto subraya que «la voluntad de los oferentes nunca puede presumirse o inferirse del silencio», lo que implica la obligación de informar y obtener consentimiento expreso.

Se recomienda, además, «ofrecer la posibilidad de celebrar misas diarias de intención única». Del mismo modo el decreto prohíbe aceptar ofrendas cuando no se celebra una misa propiamente dicha, es decir, cuando se trata solo de una celebración de la palabra (por ejemplo, un acto litúrgico sin consagración eucarística), o cuando se hace un simple recuerdo durante la misa (como nombrar a alguien en la oración sin ofrecer realmente la misa entera por esa intención). En estos casos, recibir dinero como si se tratara de una misa por encargo es considerado «gravemente ilícito», asevera el documento.

También se establecen directrices sobre la accesibilidad a los sacramentos: el sacerdote, «además de las ofrendas que determine la autoridad competente», «no debe pedir nada, evitando siempre que los más necesitados se vean privados de la ayuda de los sacramentos a causa de la pobreza».

Además, el decreto subraya que, aunque la Misa es la plenitud de la vida sacramental, «no es un premio para los perfectos, sino un generoso remedio y alimento para los débiles». Su propósito es evitar que este sacramento fundamental para los fieles se vea empañado por «prácticas abusivas».

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