La nueva y asombrosa consecuencia de las duchas de agua fría
Un estudio revelan cambios en el cableado del cerebro después de la inmersión en agua fría
Cuando España aún está en lo más crudo del invierno hablar de los beneficios de las duchas de agua fría quizá no sea lo que más apetezca. Ni tan siquiera en verano sumergirse en agua helada es una experiencia agradable, sin embargo los beneficios para la salud que esto supone puede ayudar a desafiar la experiencia. Hasta ahora estaba demostrado que las duchas frías reducían la inflamación, mejoraban la circulación, reducían los niveles de estrés y aliviaban el dolor muscular y la fatiga.
Ahora, un equipo de investigadores ha observado, por primera vez, cambios en la forma en que las diferentes partes del cerebro interactúan entre sí después de sumergir el cuerpo en agua fría. Los hallazgos explican por qué las personas a menudo se sienten más animadas y alertas después de nadar al aire libre o tomar baños fríos.
Los hallazgos explican por qué las personas se sienten más animadas y alertas después de tomar baños fríos
Durante un ensayo de investigación, publicado en la revista Biology, a voluntarios sanos se les realizó una resonancia magnética funcional inmediatamente después de bañarse en agua fría. Estos escaneos revelaron cambios en la conectividad entre las partes del cerebro que procesan las emociones.
«Los beneficios de la inmersión en agua fría son ampliamente conocidos por estudios anteriores en los que se preguntó a los participantes cómo se sentían después, pero queríamos ver cómo el impacto de sumergirse en agua fría afecta realmente al cerebro», explicó la Dra. Ala Yankouskaya, profesora de Psicología en la Universidad de Bournemouth y quien dirigió el estudio.
El equipo de la Dra. Yankouskaya, compuesto por investigadores de la Universidad de Bournemouth, la Universidad de Portsmouth y los Hospitales Universitarios de Dorset, reclutó a 33 voluntarios para el ensayo.
Así se hizo el estudio
Cada participante acudió al Instituto de Visualización e Imágenes Médicas de la Universidad de Bournemouth, donde se les realizó una resonancia magnética funcional inicial. Luego se sumergieron en una piscina de agua a 20 grados centígrados durante cinco minutos, mientras que un ECG y un equipo respiratorio midieron las respuestas fisiológicas de sus cuerpos. Después de secarlos rápidamente, se les realizó una segunda resonancia magnética funcional para que el equipo pudiera buscar cualquier cambio en la actividad de sus cerebros.
«Todas las pequeñas partes del cerebro están conectadas entre sí en un cierto patrón cuando llevamos a cabo actividades en nuestra vida cotidiana, por lo que el cerebro funciona como un todo». dijo el Dr. Yankouskaya. «Después de que nuestros participantes se sumergieron en el agua fría, vimos los efectos fisiológicos, como escalofríos y respiración agitada. Los escaneos fMRI luego nos mostraron cómo el cerebro reconfigura su conectividad para ayudar a la persona a sobrellevar el impacto».
La comparación de los escaneos mostró que se habían producido cambios en la conectividad entre partes específicas del cerebro, en particular, la corteza prefrontal medial y la corteza parietal.
«Estas son las partes del cerebro que controlan nuestras emociones y nos ayudan a estar atentos y tomar decisiones», dijo la Dra. Yankouskaya. «Entonces, cuando los participantes nos dijeron que se sentían más alertas, emocionados y, en general, mejor después de su baño frío, esperábamos ver cambios en la conectividad entre esas partes. Y eso es exactamente lo que encontramos».
El equipo ahora planea usar sus hallazgos para comprender más sobre el cableado y las interacciones entre las partes del cerebro de las personas con problemas de salud mental.
«La corteza prefrontal medial y la corteza parietal tienen un cableado diferente cuando las personas tienen condiciones como depresión y ansiedad», explicó el Dr. Yankouskaya.
«Aprender cómo el agua fría puede reconectar estas partes del cerebro podría ayudarnos a comprender por qué la conectividad es tan diferente para las personas con estas condiciones y, con suerte, a largo plazo, conducir a tratamientos alternativos», concluyó.