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¿Cuánto tiempo se puede dejar la comida fuera de la nevera?

El ritmo de vida actual nos lleva a cocinar un día para toda la semana o dejar para comer las sobras de la noche anterior. Más allá del sabor de lo precalentado, está la mala conservación del alimento que, si no se mantiene a la temperatura correcta y se deja fuera de la nevera demasiado tiempo, puede ocasionar crecimiento bacteriano. La meta es evitar microorganismos como Salmonella, E. coli o C. botulinum.

Después de ser cocinados algunos alimentos dejarán rápidamente de ser seguros si no se refrigeran ni congelan. Por ejemplo, la carne, el pollo y otras aves, el pescado, los mariscos, los productos lácteos, la fruta cortada, algunas verduras y las sobras cocinadas.

La regla de las dos horas

Los expertos aconsejan seguir la regla de las dos horas, como explica la profesora de nutrición de la Universidad de California Nelly Camacho: «Los alimentos no deben estar fuera del refrigerador, en temperatura ambiente, más de dos horas. Cuando olvidamos esa regla generalmente lo que podemos tener es una intoxicación por los alimentos porque crece la bacteria a temperatura ambiente».

Cómo conservar los alimentos

  1. Planificar con antelación: No preparar cantidades excesivas de comida y hacerlo con la mínima antelación posible, ya que volúmenes elevados dificultan su mantenimiento en frío o en caliente.

2. Mantener la nevera por debajo de 5º C: Si es posible, utilizar un termómetro para comprobar la temperatura. Es importante comprobar si hay espacio suficiente para permitir la circulación del aire entre alimentos.

3. Mantener la comida caliente por encima de 65º C: Las comidas calientes deben mantenerse y servirse por encima de 65º C. Si quieres conservarlas en caliente para consumirlas posteriormente, introdúcelas en el horno a una temperatura superior a 65º C.

4. Comprobar las instrucciones de conservación: Leer en la etiqueta del alimento si éste se conserva en refrigeración o en congelación. Muchos alimentos se conservan a temperatura ambiente pero, una vez abierto el envase, requieren conservación en frío.

5. Dividir la comida en porciones para enfriarla: Si la comida recién cocinada no se va a consumir inmediatamente, conviene reducir la temperatura lo antes posible. Para ello, cuando deje de liberar vapor, pásala a varios contenedores pequeños e introdúcelos en la nevera o en el congelador. También puedes enfriar los recipientes bajo el chorro de agua fría o sumergiéndolos en agua con hielo como paso previo a meterlo en el frigorífico.

6. Transportar los alimentos en frío: Se recomienda llevar siempre una bolsa isoterma para transportar la comida perecedera como, por ejemplo, los congelados o los refrigerados. Al acudir a un picnic, es aconsejable incluir en la bolsa isoterma un acumulador de frío o botellas con agua congelada para mantener el frío durante varias horas.

7. En caso de duda, desechar el alimento: Si algún alimento perecedero ha estado en el rango de peligro de dos a cuatro horas a temperatura ambiente, hay que consumirlo inmediatamente. Si han pasado más de cuatro horas en ese rango de temperaturas, no es seguro consumirlo.