Entrevista al Dr. Beltrán Carrillo, geriatra y acupuntor
«La acupuntura no es una alternativa, es una herramienta más dentro de la medicina»
Dolores agudos y crónicos, cefaleas, artrosis, lumbalgias o trastornos del ánimo ansioso o depresivo son algunas de las enfermedades a las que se puede aplicar
Se ha hablado mucho en los últimos tiempos sobre la eficacia de la acupuntura y su inclusión o no dentro de las llamadas pseudociencias. Beltrán Carrillo es médico geriatra y magister en acupuntura por la Universidad Complutense de Madrid. Preside la Sociedad de Acupuntura Médica Española (SAME) y ostenta el cargo de Embajador para España de la Society for Acupuncture Research (SAR).
En su clínica, autorizada por la consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid, realiza diferentes tratamientos utilizando esta técnica milenaria típica de la medicina tradicional china.
–¿Cómo definiría la acupuntura y cómo explicaría su funcionamiento?
–Es una herramienta terapéutica que consiste en insertar agujas huecas metálicas desechables de un solo uso en distintos puntos de la piel para inducir una respuesta del sistema nervioso. Básicamente, lo que estamos haciendo es un estímulo en un punto concreto de la piel que se llama punto de acupuntura. Sabemos que es una zona del cuerpo humano que está en la piel donde se concentran la mayor cantidad de componentes naturales y neuroactivos que van a transmitir el estímulo mecánico de la aguja de una forma más potente al sistema nervioso central.
Con ese estímulo que hacemos vamos a producir una serie de cambios locales que se van a transmitir por distintas vías supraespinales y estas van a proyectarse sobre las áreas del sistema nervioso, que tienen una relación con la sensibilidad, la locomoción, la cognición, los síntomas viscerales, el sueño, las emociones... Por tanto, vamos a acceder a esas áreas cerebrales.
Tanto en animales como en humanos, cuando ponemos la aguja vamos a notar cambios a nivel neurobioquímico y de neuroimagen. Vamos a ver actividad distinta en áreas del cerebro si ponemos la aguja en su sitio o no. Si clavamos bien la aguja, el beneficio va a durar mucho más tiempo y si la dejamos durante más rato va a ser más eficaz en el paciente. De la misma forma, si el estímulo lo hacemos sin dolor varía a si lo hacemos con dolor, y eso lo vemos en resonancias magnéticas.
–Entonces, ¿es una alternativa a la medicina?
–La acupuntura no es una alternativa, es una herramienta más dentro de la medicina para ayudar a las personas con problemas. Al ser una herramienta más, a veces está indicado, a veces no y a veces es combinable, pero el término alternativa no nos gusta.
–¿Qué enfermedades trata con mayor frecuencia?
–El área donde más evidencia tenemos es el dolor en casi cualquiera de sus tipos (agudo, neuropático, crónico, somático), por lo que quizás siempre se debería acudir a la acupuntura casi como primera opción. Es habitual para cefaleas, artrosis, lumbalgias… Hay mucha evidencia también para el dolor post extracción dental hasta el punto de que muchos odontólogos quieren aprender sobre esto y recomiendan a sus pacientes venir. Ocurre lo mismo con el del dolor posoperatorio, que suele ser agudo.
Con la acupuntura tratamos cefaleas, artrosis, lumbalgias, dolores posoperatorios o problemas psicológicos, entre otras muchas dolenciasMagister en acupuntura por la Universidad Complutense de Madrid
Están también los tratamientos psiquiátricos, básicamente los trastornos del ánimo ansioso o depresivo. Hasta 1/3 de mis pacientes vienen con este como motivo principal o asociado. Se ven mucho las adicciones: tabaco, obesidad y alcohol son las más comunes. También para mejorar la fertilidad, tanto en hombres como en mujeres, hasta el punto de que los servicios de reproducción asistida mandan a los pacientes a hacerse acupuntura. En Estados Unidos, por ejemplo, no se entiende la reproducción asistida sin la acupuntura.
También se usa en patologías un poco peculiares, como los trastornos neurodegenerativos. Hay mucha evidencia de que la acupuntura retrasa el alzhéimer o el párkinson. Asimismo, en pacientes que padecen un ictus, sobreviven y se someten a acupuntura hay una reducción de demencia entre un 30 y un 50 %, según los estudios de cohorte de Taiwán.
Luego hay un popurrí de enfermedades en las que también resulta efectiva, como el insomnio, las alergias, las dermatitis, algunas patologías relacionadas con las náuseas y vómitos durante el embarazo o los niños que vienen de nalgas y se les da la vuelta con la acupuntura.
–¿Cualquier persona es apta para llevar a cabo un tratamiento con acupuntura?
–Una contraindicación para someterse a acupuntura es que el paciente venga hipotenso o febril, aunque hay estudios que hacemos que se proponen en paciente en UVI. Contraindicación como tal no existe, otra cosa es que el paciente no esté en las condiciones o que no esté indicado en ese momento. Lo que sí que hay son técnicas que no se pueden hacer en algunas condiciones. Por ejemplo, si tú tienes un absceso o una quemadura en la mano, en ese punto no puedes pinchar, al igual que durante el embarazo tampoco se pueden pinchar en algunos lugares.
–¿Tiene algún tipo de efecto secundario?
–Los efectos secundarios en acupuntura los podemos clasificar en dos grupos. Unos son los inherentes a la técnica, es decir, si te pongo una aguja te va a doler, y al quitar la aguja es probable que sangre en algún punto. La somnolencia posterior al tratamiento también es inherente: es algo que puede ser incómodo para el paciente, pero que al final es deseable porque significa que se ha hecho algo positivo con el tratamiento. Este tipo de efectos secundarios se puede dar en alrededor del 10 % de los casos. Luego están los potencialmente graves y limitantes para la vida del individuo, que ocurre cuando la persona que realiza la acupuntura no es un profesional. Entre ellos, que el paciente tenga una reacción vagal [activación que se produce del nervio vago, que causa un descenso de los latidos cardíacos y una bajada de la tensión arterial] y se te caiga desmayado o comience a convulsionar.
–¿Cuánto tarda en hacer efecto?
–Si la acupuntura funciona, lo va a hacer en poco tiempo. Vas a empezar a notar un cambio (a lo mejor no la curación completa) después de entre cuatro y seis sesiones. Si el paciente no ha notado mejoría, lo mejor será parar el tratamiento. Si funciona, las sesiones se irán separando en el tiempo y dependiendo del caso se verá si hace falta o no algún tipo de mantenimiento.
–¿Puede ser cualquiera acupuntor o se necesita una titulación específica?
–En España, para formarte como acupuntor tienes que ser médico. Saber lo mismo que sabe cualquier otro médico de la carrera de medicina. Yo recomiendo que tenga una especialidad. Se usa mucho entre los anestesistas, geriatras, traumatólogos, rehabilitadores, internistas, psiquiatras, neurólogos…
Existen muchos centros no autorizados en los que fisioterapeutas y enfermeros están realizando acupuntura sin permiso
Los centros que realizan acupuntura se engloban dentro de centros de «terapias no convencionales». Para ello tiene que ser un médico el responsable de realizar el tratamiento. Esto quiere decir que existen muchos centros no autorizados en los que fisioterapeutas y enfermeros (que son sanitarios no facultativos) están realizando acupuntura sin permiso. Desde la SAME hemos avisado a todas las consejerías de Sanidad de las CC.AA. y todos los colegios de médicos y muchas de ellas ni siquiera han contestado.
Tenemos que hacer el contrapeso a este intrusismo un grupo muy pequeñito de médicos que somos la SAME. Ahí estamos casi todos pero no todos, hay muchos que viven del esfuerzo sin estar ni siquiera asociados. Desde la SAME luchamos para defender, para explicar, para proteger al paciente.
–¿Hay formación universitaria en acupuntura?
–Hasta ahora teníamos formación de máster universitario en bastantes ciudades, pero con la campaña de las pseudociencias los cerraron todos. Entramos en una especie de moda negacionista que no entiendo, porque la evidencia que hay sobre los beneficios de la acupuntura es de acceso público.
–¿Se aplica ya en la Seguridad Social?
–Sí. Donde estamos más implantados es en Andalucía, donde la cartera de servicios de la Junta a nivel hospitalario incluye la acupuntura en unidades de dolor. A nivel de centros hospitalarios privados, como los de Sanitas o Quirón, también tenemos mucha presencia. Fuera de España es la norma, como en Francia, Alemania, Italia, Brasil, Uruguay, EE.UU….
Ramón Mel, director de Oncología de AstraZeneca España
«Nunca hemos estado tan cerca de algo tan complejo como la cura o cronificación del cáncer»
–¿Por qué existe este rechazo generalizado?
–Yo diría que es desconocimiento. Cuando yo presento los documentos que demuestran la eficacia de la acupuntura a las autoridades se quedan sorprendidos. También hay un toque de negacionismo y falta de transparencia. No han querido hablar con los expertos en el tema, nos hemos ofrecido de todas las maneras y no han querido. Alegan falta de evidencia de que la acupuntura funciona. Sin embargo, en las intervenciones habituales hay un 10 % que tienen evidencia de que es efectiva y segura, el 24 % moderada evidencia, el 50 % no hay ninguna evidencia en ningún sentido y entre un 3 y un 5 % que dice que incluso puede hacer daño. Y aun así se están aplicando.
–¿Depende algo de quién esté gobernando?
–En Andalucía, la que aprobó que la acupuntura quedara incluida en la cartera de servicios fue la actual ministra de Hacienda, María Jesús Montero, que entonces era consejera de sanidad y ahora está en un Gobierno que nos quiere prohibir. El movimiento de las pseudociencias del actual ejecutivo viene muy condicionado por Carmen Montón [primera titular del Ministerio de Sanidad del mandato de Sánchez que duró tres meses y dimitió por plagiar el máster]. Esta mujer es de un pueblo donde está la sede de la asociación para proteger a los pacientes de las pseudoterapias. Ellos convencieron a la ministra para iniciar este plan.
–¿Por qué se os mete en saco de la homeopatía?
–No lo sé. Yo de medicina natural no sé nada: soy geriatra y tengo una técnica. Nos mezclan mucho y creo que es un error. A mí no me gusta y los homeópatas quieren ir enganchados detrás de nosotros porque ellos no tienen evidencia. Son campos totalmente distintos.
–¿Por qué decidió empezar a practicar acupuntura?
–En España lleva introducida siglos, hay antecedentes de los Jesuitas, por ejemplo. En los años 70, cuando mi padre fue a hacer la especialidad de medicina interna a Canadá aprendió esta técnica y lo incorporó a su día a día, aunque seguía siendo internista. Yo era un niño, tenía cinco o seis años cuando empecé a ver a mi padre ir a los cursos. Él tiene un carácter muy positivo y cuando ve que algo funciona bien es muy entusiasta, por lo que cuando veníamos a Madrid en vacaciones le veíamos pinchar a toda la familia. De siempre vi muy incorporada la acupuntura a la medicina.