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Los niveles bajos de vitamina D podrían asociarse con un mayor riesgo de cáncer de mama

La Sociedad Española de Senología y Patología Mamaria (SESPM), con la colaboración de varias compañías, entre ellas Faes Farma, ha publicado el documento Estilo de vida y cáncer de mama. Actuaciones antes, durante y después del tratamiento, en el que avisa de que los niveles bajos de vitamina D se podrían asociar con un mayor riesgo de cáncer de mama.

En el trabajo se hace un recorrido por los distintos factores epidemiológicos relacionados con el cáncer de mama y cómo estos factores interactúan a la hora de condicionar la aparición y la evolución del cáncer o su interferencia con la calidad de vida de los pacientes tras haberlo padecido.

Se trata de un monográfico actualizado con las últimas recomendaciones promovidas por esta sociedad médica en una importante variedad de temas relativos al cáncer de mama. Uno de estos temas hace referencia a la relación existente entre vitamina D (también llamada hormona D) y este tipo de patología oncológica.

«Se han desarrollado diversas investigaciones epidemiológicas que relacionan los niveles de la hormona D con el riesgo de aparición del cáncer de mama, siendo este el de mayor prevalencia en las mujeres y se ha llegado a considerar que hasta 1 de cada 8 podrá desarrollar este tumor maligno a lo largo de su vida. Existen relaciones epidemiológicas serias y con fuerte evidencia que muestran que las mujeres con niveles más altos de vitamina D tienen menos riesgo de desarrollar un cáncer de mama que las que lo tienen deficitario», ha dicho miembro de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao y consultor senior de Ginecología y Obstetricia del Hospital Universitario Cruces de Bilbao, José Luis Neyro.

Cuando se habla de vitamina D, sus efectos sobre el tejido óseo son los más conocidos, si bien la vitamina D es en realidad un complejo sistema hormonal que ejerce su acción en prácticamente todos los órganos y tejidos, ya que el receptor para la vitamina D (VDR) se halla en casi todas las células del organismo.

Esta es la razón por la que la vitamina D y el cáncer mantienen una estrecha vinculación. En concreto, distintos estudios epidemiológicos han demostrado que en zonas con mayor exposición a los rayos UVB existe una menor incidencia y mortalidad en hasta 13 tipos de cáncer, entre ellos mama, colon, ovario y próstata1.

En este sentido, en el trabajo se ha puesto de manifiesto que la vitamina D presenta actividad a través de la vía del receptor de la vitamina D (VDR) sobre las células tumorales y, de forma indirecta, regulando el comportamiento de las mismas. Específicamente, cuando hablamos de cáncer de mama, se ha observado que el receptor VDR parece ser importante para su progresión a metástasis y que niveles bajos de 25-hidroxivitamina D podrían favorecer esta progresión.

«La determinación de los niveles de vitamina D deberían formar parte inexcusable del estudio de cualquier mujer con cáncer de mama y actuar, en consecuencia, en base a esos niveles, para suplementar en los casos necesarios y durante todo el tiempo que sea preciso. Al margen del cáncer de mama, téngase en cuenta que, como sucede con otras hormonas esteroideas, su secreción va decreciendo de manera constante más allá de los 40-50 años», han dicho.