Hasta un 6,7 % de los españoles padece de un trastorno de ansiedad

Estos son algunos consejos para evitar los atracones por ansiedad

En muchas ocasiones, esta afección se manifiesta en una dependencia y adicción creciente hacia la comida

La ansiedad y la depresión se han convertido en la pandemia silenciosa que afecta a los españoles. Según los últimos datos del Ministerio de Sanidad, hasta un 6,7 % de los españoles padece de un trastorno de ansiedad, y el 4,1 % sufre de depresión. Aunque la conciencia social ha aumentado enormemente durante los últimos años con respecto a la salud mental, todavía hay un gran número de incógnitas sobre de dónde puede provenir y cuál es la mejor forma para tratarla.

Los orígenes de enfermedades como la ansiedad muchas veces tienen un componente genético, provienen de un estrés prolongado o del consumo de drogas, no existe un factor determinante. En este sentido, es de vital importancia identificar algunos síntomas para acudir cuanto antes a un especialista y poder empezar algún tratamiento.

En muchas ocasiones, la ansiedad se manifiesta en una dependencia y adicción creciente hacia la comida. «Hoy voy a comer una pizza porque me lo merezco», «Qué estrés, necesito algo de picar» son algunas de las frases más comunes de las personas que recurren a la comida para combatir la ansiedad. Con esto en mente, Miguel Navarro, CEO de Salud Feroz, la escuela online de alimentación, entrenamiento y bienestar emocional y Ana Montes, Directora Clínica de Salud Feroz, relatan algunos de los motivos y factores que producen la mala alimentación por ansiedad, y cuáles son los pasos para superarlos.

Motivos

Las emociones pueden afectar en la alimentación mediante una tendencia a consumir comidas para satisfacer o regular ciertas emociones. Emociones negativas como el estrés, la tristeza, la ansiedad o incluso el aburrimiento produce un deseo de evasión en el cuerpo, que en muchas ocasiones se traduce en el deseo de alimentos reconfortantes y placenteros como dulces o carbohidratos.

A nivel físico, las emociones pueden afectar a los niveles de cortisol y serotonina, lo que se refleja en el apetito. El cortisol, la hormona del estrés, puede aumentar el hambre y promover la acumulación de grasa abdominal, mientras que la serotonina puede disminuir el apetito y regular el deseo de alimentos dulces.

El consumo ansioso de alimentos puede llegar a tener consecuencias muy negativas, por eso es importante aprender a gestionar las emociones de manera saludable mediante la práctica de ejercicio, meditación, hablando con familiares y amigos y organizando planes divertidos y, por supuesto, con la ayuda de profesionales de la salud mental.

Factores que indican el problema

Para intentar corregir los malos hábitos de alimentación por ansiedad, es imprescindible localizar los motivos por los que se están produciendo:

  • Consumir alimentos en momentos de estrés o ansiedad. Si en los momentos de inquietud y temor se recurre a alimentos poco saludables como dulces, snacks o carbohidratos con la finalidad de combatir estas emociones.

  • Comer sin sentir hambre. Si se continúa comiendo a pesar de no tener hambre para conseguir una distracción de otros problemas y estabilidad emocional.

  • Sensación de pérdida de control. Esta sensación proviene de una incapacidad de controlar la cantidad de comida que consume una persona cuando está experimentando un estado ansioso, y posteriormente culpa o vergüenza después de comer.

Consejos para corregir los atracones

Corregir estos hábitos tan nocivos para la salud mental y física conlleva trabajar la fuerza de voluntad e imponerse nuevas rutinas:

  • Comer de forma consciente, lo que implica prestar atención a la comida que se come, saboreando cada bocado y disfrutando del proceso de comer. También ayuda a ser conscientes de las señales físicas de hambre y saciedad, lo que puede evitar los excesos. Comer de forma consciente también puede ser positivo para controlar la cantidad de alimentos que se ingieren. Por ejemplo, masticando un determinado número de veces la comida, dejar de comer cuando se esté satisfecho o evitar distracciones durante las comidas.

  • Identificar y evitar los desencadenantes de la ansiedad, puede ser desencadenada por factores como el estrés, la falta de sueño y la falta de actividad física.

  • Planificar las comidas puede ayudar a prevenir el atracón por ansiedad, ya que permite controlar de antemano las comidas que se van a ingerir, intentando que siempre sean alimentos nutritivos. Esto es muy positivo para evitar la tentación de comer en exceso en momentos de ansiedad o estrés.

  • Buscar apoyo emocional para rebajar la carga emocional. Hablar con un terapeuta o un amigo cercano es beneficioso para procesar las emociones y es una forma de manejar la ansiedad sin recurrir al atracón de comida. Además, puede ser de ayuda para estar menos aislados y más conectados con los demás.

  • Practicar la atención plena, una práctica que implica prestar atención consciente al momento presente sin juzgar. Ayuda a reducir la ansiedad, ya que permite reconocer y aceptar los pensamientos y emociones sin reaccionar impulsivamente. La atención plena es óptima para reconocer esos pensamientos y emociones, sin reaccionar impulsivamente ante ellos. A través de la práctica de la atención plena, es posible aprender a reconocer patrones de pensamiento y comportamiento y, con el tiempo, cambiarlos para evitar el atracón por ansiedad. Esta se puede practicar a través de ejercicios de respiración, meditación o yoga, realizando actividades cotidianas como lavar los platos, caminar o ducharse. Simplemente, trata de estar presente en el momento y de que la persona se enfoque en sus sensaciones y pensamientos durante el momento, sin juzgarlos.