Un hombre pasando un examen médico

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Enfermedades

El problema de salud pública que afecta al 40% de la población adulta en España

Un diagnostico precoz, el tratamiento adecuado y un estilo de vida saludable, previene en gran medida que este problema desemboque en enfermedades graves

En España, el riesgo de padecer esta enfermedad crónica aumenta con el paso de la edad, ya que una de cada tres personas mayores de 40 años la sufre. Con los años, el aumento de la presión arterial de la sangre sobre la pared de las arterias tiene, en la mayoría de las situaciones, un origen desconocido. De hecho, esto puede retrasar su diagnostico y no suele producir ningún síntoma visible para aquel que la padece.

Dada la trascendencia de esta enfermedad y la necesidad de acercar información fiable a la ciudadanía, que en muchos casos no está disponible, la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) ha publicado 'Comunicar Salud' en un lenguaje que todos podemos entender. Una de las patologías que trata la doctora Eva M. Moya Mateo (Unidad de Riesgo Cardiovascular Avanzada del Hospital Infanta Leonor de Madrid) es de la que venimos a hablar en el día de hoy, la hipertensión arterial.

Tal y como explica, «en un 90% de los casos no existe una causa conocida», aunque existen diversos factores que pueden favorecer su aparición como el consumo excesivo de sal en los alimentos (más de cinco gramos por día). Algunos otros son el exceso de peso corporal, el estrés prolongado o la apnea de sueño. El hecho de no realizar ningún tipo de ejercicio puede llegar a ser un factor de riesgo importante que se debe tener también en cuenta.

Síntomas que avisan de su presencia

A pesar de que se trata de una enfermedad crónica que 'se esconde' fácilmente al no mostrar síntomas, en el momento que sí lo hacen, llegan en forma de dolor de cabeza o de nuca, sensación de mareo e incluso hemorragias nasales inesperadas. Asimismo y en determinados casos, algunos pacientes han notado dolor en el pecho, fatiga o palpitaciones.

Como ya hemos mencionado anteriormente, la hipertensión no suele dar síntomas que nos hagan sospechar de que la padecemos, pero las denominadas crisis o emergencias hipertensas o cifras muy elevadas sí pueden notarse e incluso desembocar en enfermedades cardiovasculares agudas como el ictus o el infarto de miocardio si no actuamos con premura.

¿Cuál es el mejor tratamiento?

Aunque una vez que aparece en nuestra vida, se queda para siempre, existen tratamientos eficaces para poder regular los valores desequilibrados o poco recomendables para nuestra salud. Al mismo tiempo, en la mayoría de los casos, se trata de fármacos seguros sin apenas contradicciones que aseguran una correcta adherencia. Si hablamos de prevención, estaremos ganando un tiempo vital si nos sometemos de forma periódica a controles mediante un aparato automático de brazo denominado tensiómetro.

Las sociedades médicas han aconsejado que la toma de tensión que se realice en el domicilio se haga sentado, relajado, con el brazo apoyado sobre una mesa a la altura del corazón. Recomiendan que para poder disponer de una información lo suficientemente fiable, se deben realizar tres tomas separadas por uno o dos minutos. La cifra final de ellas será la media aritmética de las dos últimas tomas.

La hipertensión, asociada a otros factores de riesgo como la diabetes, el colesterol elevado, el tabaquismo o la obesidad, multiplica las posibilidades de tener complicaciones graves del corazón. Las cifras levemente elevadas pueden pasar inadvertidas durante meses o años, pero los daños irreversibles que puede llegar a provocar el desconocimiento de la enfermedad afectan a las arterias y a órganos vitales, como el corazón o el cerebro.

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