El estilo de vida que reduce el riesgo de morir prematuramente
Una dieta equilibrada, descanso adecuado y socialización pueden disminuir hasta en un 23 % el riesgo de mortalidad
La dieta mediterránea, reconocida por sus múltiples beneficios, podría potenciar aún más sus efectos positivos si se combina con un adecuado descanso, actividad física regular y una vida social activa. Así lo sugiere un estudio llevado a cabo por un equipo de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), el Centro de Investigación Biomédica en Red de Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP) e Institutos Madrileño de Estudios Avanzados (IMDEA), que ha explorado la relación entre la adhesión a un estilo de vida mediterráneo y el riesgo de mortalidad en poblaciones no mediterráneas.
La investigación se centró en la población británica, específicamente en la cohorte UK Biobank, analizando datos de más de 110.000 personas con edades comprendidas entre los 49 y 75 años. Para evaluar el estilo de vida mediterráneo, los investigadores utilizaron el índice MEDLIFE, un instrumento compuesto por 25 ítems que examina hábitos como la alimentación, el tiempo dedicado a la socialización y las horas de sueño. La información sobre la mortalidad se extrajo de los registros nacionales.
Los resultados, publicados en la revista Mayo Clinic Proceedings, sientan las bases para futuras investigaciones sobre estilos de vida en poblaciones con hábitos distintos a los mediterráneos.
Un estilo de vida adoptable
Después de un seguimiento de más de nueve años, los resultados que han dado a conocer en un comunicado, mostraron que una mayor adhesión al estilo de vida mediterráneo estaba vinculada a un menor riesgo de mortalidad por todas las causas, incluido el cáncer, y que este estilo de vida podría reducir el riesgo de morir prematuramente hasta en un 23 %.
El equipo ya había investigado previamente el estilo de vida mediterráneo, pero en esta ocasión decidió expandir su enfoque a otras geografías. La Dra. Mercedes Sotos-Prieto, profesora de la UAM y líder del estudio explica: «Los resultados indican que es viable adaptar un estilo de vida mediterráneo en poblaciones no mediterráneas utilizando productos disponibles localmente, aportando así información valiosa para investigaciones futuras».
Javier Maroto-Rodríguez, investigador de la UAM añade: «Este estudio va más allá de simplemente promover el consumo de frutas y verduras o la práctica de ejercicio. Resalta la importancia de considerar todas las dimensiones de nuestra vida cotidiana» y añade: «Mantener una interacción frecuente con amigos y familiares, asegurar un buen descanso nocturno y optar por alimentos y bebidas saludables puede tener un impacto significativo en nuestra salud a largo plazo», concluye el investigador.