Ilustración de un hígadoFreepik

Salud y Bienestar  El sobrepeso aumenta las posibilidades de tener cáncer de hígado

Someter a estrés las células hepáticas puede inducir a un posible cáncer

La obesidad es un factor de riesgo para desarrollar cáncer. Los investigadores llevan años estudiando la relación entre el metabolismo y las enfermedades cardiovasculares, la diabetes y el cáncer. Desde hace una década los investigadores oncológicos del Grupo de Interacciones Metabólicas del CNIO (Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas), dirigido por Guadalupe Sabio estudian la obesidad como factor de riesgo para desarrollar cáncer, concretamente cáncer de hígado.

«Creemos que la obesidad está relacionada con el cáncer porque altera el tejido adiposo –en el que se acumula la grasa–, y este envía a otros tejidos señales que pueden afectar al desarrollo de tumores», explica Sabio.

Los investigadores han descubierto que la acumulación de grasa provoca que los orgánulos donde esta grasa se quema para producir energía, las mitocondrias, trabajen de forma acelerada. Bloquear este fenómeno de estrés celular es una vía para combatir el cáncer hepático, según han hallado. Ahora investigarán si ocurre lo mismo en cáncer de mama.

Por su parte, el jefe del Servicio de Cirugía General y del Aparato Digestivo del Hospital Universitario del Sureste de Madrid y cirujano en el Hospital Quirón San Camilo de Madrid, el doctor Alfredo Alonso Poza, explica que, «esto no es solo porque el hígado es un órgano de almacén graso». «Lo que ocurre es que hay un consumo acelerado de energía por parte de las mitocondrias a nivel de las células hepáticas, es decir, tenemos un aporte mucho mayor de energía que nuestro organismo no necesita y que intenta metabolizar, de esta forma estamos sometiendo a un estrés a nuestras células hepáticas que pueden inducir a un posible cáncer de hígado», explica.

«La doctora Sabio está desarrollando líneas de investigación a la hora de valorar la posible aparición de tumores y metástasis relacionada con los procesos metabólicos a nivel celular por el consumo de ese combustible que utilizan todas las células, que es la glucosa y los ácidos grasos», añade el experto en Cirugía de la Obesidad.

Así, señala que «una variación en la proporción de este suministro de energía podría aumentar la capacidad de proliferación celular y, por tanto, de posiblemente desarrollar un cáncer a nivel del órgano afectado», aunque insiste en que «estas investigaciones tienen que seguir adelante y hoy en día no se podría afirmar con rotundidad que esto es así en este aspecto».

En esta misma línea, el experto afirma que «la obesidad está relacionada claramente con la mayor frecuencia de aparición de cáncer de colon» y explica cómo saben los especialistas cuándo están frente a una metástasis.

«Para percatarnos de que los tumores consumen una elevada cantidad de glucosa, simplemente tenemos que tener en cuenta una de las pruebas radiológicas más importantes en la detección de enfermedad metastásica, que es el PET TAC. Esta prueba mide el consumo de glucosa por las células tumorales», argumenta.

«De esta forma, vemos que hay un consumo muy acelerado de glucosa por parte de todas las células tumorales y así es cómo sabemos si esa persona tiene o no metástasis o tiene afectación ganglionar o hay una recaída de la enfermedad que ya se ha tratado», concluye.